Thursday, October 26, 2006

Algo sobre lo que pensar y rezar esta semana:


Los Evangelios retratan a Jesús como un hombre de una fortaleza física y sicológica notable. Cuando estaba con las multitudes, estaba siempre alerta, dinámico, una presencia que no podía ser ignorada. Podía pasar todo el día enseñando, explicando, discutiendo, sanando y bendiciendo, y luego se alejaba de la gente y de sus discípulos. No era un escape para descansar o dormir: se apartaba para orar. ¿Podemos imaginar lo que pasaba en ese diálogo con el Padre? La única imagen que podemos vislumbrar es la de la Trinidad: Padre e Hijo unidos por el Amor, que es el Espíritu Santo. Como hermanas y hermanos de Jesús, nosotros también disfrutamos de esa unión con el Padre. “Somos débiles, pero el Espíritu viene en nuestra ayuda. No sabemos cómo pedir ni qué pedir, pero el Espíritu lo pide por nosotros, sin palabras, como con gemidos". (Romanos 8,26).

Del Evangelio de Lucas
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: "He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo la paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos: el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra".

¿Qué me estás diciendo, Señor?

Pensamientos sobre el pasaje de hoy

Jesús dice "qué angustia hasta que se cumpla". Es un sorprendente y moderno lenguaje en la boca de Jesús.

¿Qué contradicciones más profundas provocaron en Jesús hablar de "angustias"? La verdad que predicaba Jesús generaba reacciones terribles.

Las contradicciones que enfrentó Jesús, ¿iluminan de alguna forma las contradicciones de nuestro mundo y de nuestra vida?
De Espacio Sagrado

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