Tuesday, January 30, 2007

Un momento para la oración...



Marcos 5, 21-30
En aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor, y se quedó junto al lago. Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia: "Mi niña está en las últimas; ven, pon las manos sobre ella, para que se cure y viva." Jesús se fue con él, acompañado de mucha gente que lo apretujaba. Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacia doce años. Muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando que con sólo tocarle el vestido curaría. Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias, y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió en seguida, en medio de la gente, preguntando: "¿Quién me ha tocado el manto?"

¿Qué me estás diciendo, Señor?

Pensamientos sobre el pasaje de hoy

Esta mujer enferma es la patrona de los pacientes médicos: "muchos médicos la habían sometido a toda clase de tratamientos, y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor." Llega un momento en nuestras enfermedades en que nos damos cuenta que la medicina no es la solución, y nos volvemos al Señor y encontramos su ayuda; quizás no en la curación, pero sí en la paz.

Cuando los que nos cuidan nos abandonan, Ayuda de los indefensos, quédate con nosotros.
De Espacio Sagrado

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