Tuesday, March 20, 2007

Cuaresma: MAURITANIA



Entre los nómadas de Aouker


Aouker es un nombre que evoca una inmensa depresión de ochocientos kilómetros de extensión, desde Tagant hasta el Ouálata, en Mauritania. Aquí se han encontrado los restos de quinientos poblados fortificados -de entre 2.500 y 3.000 habitantes- en pleno neolítico sahariano, entre el 3.800 y el 2.300 a. C.


De estos pobladores descienden los nemadi, los últimos cazadores neolíticos que sobreviven desde la prehistoria y que, increíblemente, encontramos hoy en esta inmensidad desértica. Se trata de una población nómada, que rehuye el contacto prolongado con las otras tribus moras y con los escasísimos europeos que han pasado por esta región.


Su origen permanece envuelto en el misterio. Según el antropólogo Fierre Laforgue, los nemadi "apenas sobresalen de la prehistoria y son, entre los grupos étnicos de raza blanca, los más primitivos".


Es posible que sus antepasados sean los bereberes de la cordillera del Atlas. "Solo una cosa es segura: este reducido grupo humano es un resto sobreviviente de los antiguos cazadores que poblaron el Sahara durante el mesolítico y el neolítico." Tesis que viene confirmada por el arte rupestre parietal, que todavía practican en las paredes de las cuevas donde aún hoy se refugian.


Los nemadi satisfacen sus necesidades vitales con la caza de los grandes antílopes saharianos, el adax y el onix; a los que persiguen a pie a través de grandes distancias, hasta acorralarlos con sus perros de caza. Estos expertos cazadores manifiestan una resistencia excepcional a la sed y al cansancio físico y un agudísimo sentido de la orientación.


Los nemadi son extremadamente agradecidos por el mínimo favor recibido. Si alguno les regala comida o ropa, se consideran en deuda para toda la vida. Y si en pleno desierto encuentran un benefactor, le indican los pozos ocultos a los otros nómadas o pastores, ofreciéndose como guías hasta llegar a su destino.


Se cuenta de un mercader que se perdió en el desierto con toda su mercancía camino de Tombuctú, cuando encontró un hombre tirado sobre la arena. Al darse cuenta de que era un nemadi lo vistió y le pidió que le acompañara el resto del camino. Llegados a una región de dunas y viendo que la provisión de agua disminuía, el mercader comenzó a desesperarse y a dejarse ganar por el pánico. Entonces, el nemadi lo calmó y partió solo a la búsqueda de agua, hasta que encontró un borboteo bajo unas rocas entre las dunas. Más tarde, cuando avistaron un campamento moro, el nemadi, por miedo se separó del mercader y se puso de acuerdo con él para reemprender juntos el camino. Al día y hora acordados el mercader encontró al nemadi que estaba allí esperándole.


Todavía hoy es así; los nemadi, los últimos cazadores prehistóricos, saben sobrevivir entre el desierto y el cielo, sin jamás perderse, ni pedir ayuda o negársela a los viajeros del Sahara. Durante siglos, o mejor, milenios, sin escuelas, sin libros, sin dinero y sin leyes escritas, los nemadi se han trasmitido de padres a hijos este arte de vivir y este conocimiento de la naturaleza.

Attilio Gaudio, revista Mondo e Missione, febrero 2002Traducción del italiano de Antonio Gascón.


Ampliando miras: HOSPITALIDAD AGRADECIDA DEL DESIERTO


Dicen que “es de bien nacidos ser agradecidos” y eso es algo que los nemadi parecen haber aprendido bien. El desierto es su casa y como buenos anfitriones, los nemadi quieren agradar a los viajeros del sahara.

Encontrar el camino entre las dunas, conseguir una gota de agua o un refugio durante una tormenta de arena, puede salvarte la vida. Por eso, en este arte de vivir, trasmitido de padres a hijos, se incluyen la hospitalidad y el agradecimiento extremos. Aquí, mejor que ningún otro sitio, se hace palpable la dependencia entre unos y otros.


Gesto para hoy:


Practica la hospitalidad y el agradecimiento. Abre las puertas a otros, ayuda a cruzar la calle, o a llevar los paquetes de alguien. Y, por supuesto, da las gracias por todo lo que hagan por ti.


Oración:


Señor Jesús, tú que dijiste:
“todo lo que hicisteis por uno de estos,
mis hermanos más pequeños, a mí me lo hicisteis”,

ayúdanos a acoger a los demás como tú

y a dar gracias por todos los que nos acogen.

Amén.



Más información de Mauritania, aquí


Fuente: Ágora Marianista

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