Thursday, August 23, 2007

Un momento para la oración


Mateo 22, 1-2 & 11-14
Jesús siguió hablándoles por medio de parábolas: «Aprendan algo del Reino de los Cielos. Un rey preparaba las bodas de su hijo. Pero cuando el rey entró para conocer a los que estaban sentados a la mesa, vio un hombre que no se había puesto el traje de fiesta. Le dijo: Amigo, ¿cómo es que has entrado sin traje de bodas? El hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a sus servidores: Atenlo de pies y manos y échenlo a las tinieblas de fuera. Allí será el llorar y el rechinar de dientes. Sepan que muchos son llamados, pero pocos son elegidos».
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Señor, nos muestras como nosotros podemos responder a tu invitación. Si yo acudo a una fiesta sin preocuparme de cómo me visto y a qué hora me presento, doy a entender que esta invitación me importa poco. Pero encontrarme contigo, ya sea en oración o en la iglesia, es muy importante, y debo llegar preparada(o).
Debo tener mi corazón y mi mente en la mejor forma posible, antes de un encuentro como éste.
De espacio Sagrado

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