Saturday, November 24, 2007

Un momento para la oración


Lucas 20, 27-38
Se acercaron a Jesús algunos saduceos. Esta gente niega que haya resurrección, y por eso le plantearon esta cuestión: "Maestro, Moisés nos dejó escrito: Si un hombre tiene esposa y muere sin dejar hijos, el hermano del difunto debe tomar a la viuda para darle un hijo, que tomará la sucesión del difunto. Había, pues, siete hermanos. Se casó el primero y murió sin tener hijos. El segundo y el tercero se casaron después con la viuda. Y así los siete, pues todos murieron sin dejar hijos. Finalmente murió también la mujer. Si hay resurrección, ¿de cuál de ellos será esposa esta mujer, puesto que los siete la tuvieron?" Jesús les respondió: "Los de este mundo se casan, hombres y mujeres, pero los que sean juzgados dignos de entrar en el otro mundo y de resucitar de entre los muertos, ya no toman marido ni esposa. Además ya no pueden morir, sino que son como ángeles. Son también hijos de Dios, por haber nacido de la resurrección. En cuanto a saber si los muertos resucitan, el mismo Moisés lo dio a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor: Dios de Abraham, Dios de Isaac y Dios de Jacob. Él no es Dios de muertos, sino de vivos, y todos viven por Él".
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Jesús estaba enfrentando la diluída fe de los saduceos, que no reconocían la existencia de espíritus y la resurrección de los muertos.
Su pregunta nos parece de una complicada casuística.
Jesús les responde con un lenguaje que ellos entenderían, y los guía, desde la limitada visión que tienen, a la visión del Dios de los vivos.
Enséñame, Señor, a emplear tu lenguaje, que es a la vez simple y comprensible, y que sin embargo te hace plena justicia.
De Espacio Sagrado

No comments: