Thursday, July 31, 2008

El caso Lugo, un antecedente histórico para la Iglesia Católica

La Iglesia Católica -con dos milenios de vida- cuenta desde ayer con un nuevo principio no escrito: obispo que gana la elección presidencial de un país de mayoría católica puede ser eximido de sus obligaciones eclesiásticas y pasar a ser un laico más.


Es lo que acaba de pasar con el mandatario electo de Paraguay, Fernando Lugo, que sentó un precedente histórico en el catolicismo, luego de lograr una reconsideración del férreo papa Benedicto XVI.


Esto le permitió sortear una serie de problemas religiosos, jurídicos y hasta político-institucionales. Es que, cuando Lugo decidió presentarse como candidato, sabía que, además de lo obvio -ganar las elecciones-, tenía un desafío adicional: lograr que el papa Benedicto XVI le concediera la pérdida del estado clerical. Así, esquivaría una impugnación por incumplimiento del precepto constitucional que dice que "un ministro religioso" no puede ser presidente ni vice del Paraguay.


Despejaría, en caso de triunfar, una anormalidad de origen en la relación de un presidente de un país de mayoría católica con la Santa Sede. Y, como católico, estaría en armonía con su Iglesia.
Por eso, lo primero que hizo cuando se lanzó, en 2006, fue solicitar a Roma lo que técnicamente se llama la dispensa. Pero el Vaticano no sólo no le otorgó la pérdida del estado clerical, sino que -al persistir en su candidatura- lo suspendió "a divinis". Fue la misma sanción que le aplicó al tradicionalista obispo francés Marcel Lefebvre ante sus primeras rebeldías (aunque luego este terminó siendo excomulgado, produciéndose un cisma).


El mensaje de Benedicto XVI quería ser claro y contundente: los sacerdotes y, sobre todo, los obispos no deben abrazar cargos políticos porque, sencillamente, no les corresponde.


La decisión dejó planteado un conflicto para el caso de que Lugo ganara, como finalmente ocurrió. ¿Podía Roma mantener un entredicho con un presidente de una nación de mayoría católica por razones que no hacen a la fe, sino a normas que dejan un resquicio y cuando el interesado buscó un acuerdo? Eso sí: la Iglesia seguirá pensando que los clérigos no deben ocupar cargos públicos y Lugo tendrá una presión adicional para hacer un buen gobierno.

Sergio Rubin (Clarín)

El Periodista Digital

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