Tuesday, January 20, 2009

De una fe oficial a una fe personal

Hace sólo unos años, una web británica amenazaba a los ateos con "pasar la eternidad en el infierno y ardiendo en un lago de fuego". Una colaboradora del diario The Guardian decidió contestarle con humor: ahí nació la frase de "Probablemente Dios no existe; deja de preocuparte y disfruta de la vida". Hace ya dos años que circulan algunos autobuses urbanos en el Reino Unido con ese slogan.

En Barcelona han empezado a circular unos autobuses municipales con el slogan. Pronto lo harán en Madrid y alguna otra ciudad. La réplica la va a dar un pastor evangélico de Madrid con otro mensaje publicitario en autobuses: "Dios sí existe. Disfruta de la vida en Cristo".



De una fe oficial
a una fe personal


No me producen alegría esos autobuses incitando al disfrute de la vida, alegando que es probable que Dios no exista.

Bien, pongamos que Dios no existe. Pero los hombres seguirán con hambre, matándose. El sida y la soledad seguirán. Y, en medio de tanto desastre, ¿tendremos derecho a “no preocuparnos y a disfrutar”?

Creo que el Dios al que se refieren esos simplones provocadores realmente no existe, ni existió nunca. Se equivocan de Dios. También yo me equivoqué alguna vez, o me equivocaron de Dios.

Un Dios que agobia al hombre, no es mi Dios.
Si Dios te atormenta, deja a Dios.
Si Dios no te ayuda a ser más humano, deja a Dios.
Si Dios te cansa, descansa tú de Dios.
Si no has encontrado a Dios en los hombres, no lo encontrarás en ningún sitio.
Si el Dios en el que creíste te produjo miedo, ese no era Dios.

Por favor, los que creéis en Dios no empecéis una cruzada en defensa de Dios. Dios no necesita nuestra defensa.

Son los hombres, los ciudadanos, nuestros vecinos los que esperan la ayuda, la defensa y las consecuencias de nuestra fe.

Puede que el Dios de todos, el Dios en el que creo y me fortalece, acoja con una sonrisa nuestras batallitas de marketing teológico.

Pienso que a Dios no se le defiende ni se le ataca con argumentos o con vallas publicitarias.

También pienso que el mensaje callejero de estos ateos puede tener algo de justificación: El “dios” que los creyentes hemos promocionado puede que tenga mucho de indigesto, improductivo, amenazador. Si fuera así, habría que modificar la valla: “El Dios oficial probablemente es una falsificación”.


Luís Alemán

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