Thursday, January 01, 2009

Hablar de pobreza recubierto de oro

01-Enero-2009 Antonio Duato


He asistido esta mañana a la Misa Papal en el Vaticano. La retransmitía TVE, para que luego digan que el gobierno tiene cristofobia. Pero mejor hubiera sido que nadie no fanático viera el espectáculo. Porque era espeluznante el choque entre las palabras del papa hablando de pobreza –la de Jesús que hay que imitar y la de los pobres de verdad que hay que socorrer– y el oro que abarrotaba cada imagen.


Procuraré transcribir el texto de la homilía cuando la ofrezca la página del Vaticano [Antes la ha ofrecdo Zenit. Podéis leerla, con resaltados míos, aquí]. No quiero comentarla ahora, ni creo que represente novedad en ningún sentido. Sólo digo que mientras la escuchaba me preguntaba: ¿Puede haber más falta de sentido de realidad y de la comunicación que éste? ¿No tiene ninguna vergüenza de hablar de pobreza rodeado y revestido todo de oro hasta la coronilla? Todo oro o dorado: la mitra, los candelabros, todos los adornos de la basílica incluida la gloria de Bernini, hasta el angelito que sujeta el libro de la Palabra de Dios y los pañales del Niño Jesús… Sólo hacia el final pude ver que no llevaba zapatillas racamadas de oro, como otros papas, sino unos “simples” mocasines rojos, seguramente de Prada.


La verdad es que, inocente de mí, al oír argumentar cómo está tan claro desde San Pablo a Santo Tomás (y eso que no ha citado a Juan Crisóstomo), que el que posee bienes no necesarios tiene que repartirlos con quien no tiene lo que necesita, creí que estaba preparando el camino para anunciar urbi et orbi, en este año en que la crisis económica mundial va a agravar las hambrunas en el mundo, un donativo concreto de envergadura del Estado del Vaticano a favor de los pobres.


Un gesto pequeño hubiera sido suficiente para dar credibilidad a su homilía. Pero finalmente me he convencido de que aquella noticia que nos había llegado en septiembre de que este papa iba a subastar una gran obra de arte para apoyar los programas de la ONU contra la pobreza en el mundo, no era sino un buen deseo o incluso una sugerencia que circuló en algún ambiente romano.


No hay que olvidar que la Comisión Justicia y Paz, que preside mi condiscípulo el Cardenal Martino, tiene una perspectiva respecto a los temas de las causas de la pobreza y de la guerra que no comparte plenamente el papa actual, más propenso a ver las raíces cristianas del liberalismo y, consecuentemente, del capitalismo. Esa puede una de las claves para explicarse por qué no sale la prometida encíclica social. Y si es así, mejor que no salga.


El papa ha hecho una referencia en su homilía a los bombardeos de Gaza, pero limitándose a pedir buena voluntad de los gobernantes y oraciones de todos para que se resuelva este “conflicto penosísimo” pero que es consecuencia de otros actos de violencia anteriores. No puedo hoy citar textualmente, pero me parece que se ha reducido a eso su recuerdo… ¿Satisfechos? A mi me ha sonado a que se adhería a la tesis de quienes echan las culpas a Hamás como si fuera el único responsable de la situación…


¿Cree el Papa que con actos como el del domingo en la Plaza de Colón y como la Misa de hoy en el Vaticano se está haciendo más presente a Jesús de Nazaret en el mundo de hoy, sólo porque se ocupan los espacios civiles de las ciudades y de los medios? Para eso, más le valiera a la Iglesia ocultarse y callarse.


ATRIO

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