Monday, January 19, 2009

Pedro Langa: «En el movimiento ecuménico nunca partimos de cero»


EN LA SEMANA DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS
(SP). «En el movimiento ecuménico, y esto ha de ir bien asumido, nunca partimos de cero, sino de la unidad dada; es posible que unidad maltrecha en ocasiones, pero don al fin y al cabo del Señor a su Iglesia y nunca del todo perdida (...). Tampoco en España partíamos de la nada cuando fue preciso recepcionar el Decreto de Ecumenismo. Aunque cueste creerlo, siempre existió aquí un rescoldo de coraje y de valor y de optimismo, una saludable y confortadora brizna de paz en aras de un cristianismo unido. Era ella una fuerza incoercible que chocaba frontalmente, claro está, como por lo demás aconteció en otros países católicos, con la parafernalia de lo tradicional y tridentino». Esta es la valoración que hace el teólogo y ecumenista agustino Pedro Langa al hablar del ecumenismo y de su historia en el prólogo al reciente libro del director de la revista Pastoral Ecuménica, José Luis Díez Moreno, titulado Historia del ecumenismo en España.

El P. Langa se hace eco en su texto de la frase del cardenal Kasper: «El ecumenismo es un proceso de crecimiento de la vida», «de crecimiento y maduración –añade– en un camino que, se quiera o no, precisa dar pasos intermedios, aguantar reveses, temperar ímpetus, hasta la desembocadura en la comunión de la Eucaristía, el sacramento de la unidad».
La tarea ecuménica es, pues, mirada con optimismo y a la vez con paciencia, pues, como dice, «la gracia del ecumenismo, querida por Dios, pedida por Cristo y derramada por el Espíritu Santo como don sobre la Iglesia, no es cosa que debamos despachar alegremente ni en dos días».
Desde esta perspectiva, el P. Langa felicita al autor por su libro, ya que «escribir de la historia del ecumenismo es entender que en el tiempo concebido como historia nos dejamos encontrar por Dios, que en Jesucristo se hizo tiempo e hizo asimismo de todo tiempo historia de salvación, ámbito donde ha de ir emplazado, cualesquiera sean sus circunstancias, el misterio de la unidad».

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