Friday, June 12, 2009

México, la nueva diáspora de la migración centroamericana

El director de la Casa ‘Belén’, en Saltillo, relata para ‘VN’ el periplo de las miles de personas que acoge cada año

Pablo Romo Cedano- México DF) El padre Pedro Pantoja, de la diócesis de Saltillo (Coahuila), quien durante años ha trabajado con migrantes centroamericanos en México, ha reiterado para Vida Nueva lo declarado semanas atrás en la prensa nacional, que “los migrantes centroamericanos sufren persecución, abusos y crueldad ya no sólo de los funcionarios de migración y de las policías locales que los extorsionan, sino también por comandos armados presuntamente pertenecientes al cártel de los zetas“.


El padre Pedro fundó la Casa del Migrante ‘Belén’ en la ciudad de Saltillo, donde recibe cada año a miles de centroamericanos, “gente de Honduras, El Salvador y Guatemala, que llegan agotados, hambrientos y con historias de horror de todo lo que han sufrido”, relata en entrevista con Vida Nueva. Preguntado por los motivos de esa emigración, el director de la Casa ‘Belén’ reconoce que “la gente sigue dejando sus países ya no por el terror de las dictaduras y de la propia guerra, sino por el terror al hambre, al narcotráfico que se apodera día a día de sus tierras”.


Un dato sobre esta realidad refleja que más de una cuarta parte de los centroamericanos que pasan por territorio mexicano rumbo a los Estados Unidos sufren algún tipo de extorsión o maltrato por parte de delincuentes relacionados con el cártel del Golfo, es decir, por los zetas, cuando no es por la propia autoridad mexicana. Según el padre Pantoja, los delincuentes secuestran a los migrantes, les permiten hacer una llamada a sus familiares en los Estados Unidos y éstos deben depositar el dinero en los sistemas de envío de remesas. En pocos minutos, pueden obtener el dinero de la extorsión o del secuestro exprés sin ninguna cortapisa por parte de las autoridades mexicanas.


Los refugios que acogen y ayudan a los migrantes centroamericanos en México se encuentran distribuidos a lo largo de la ruta de tránsito, desde Chiapas hasta la frontera norte. La mayor parte de estos centros están administrados por religiosas, sacerdotes de las diversas diócesis, el Servicio Jesuita al Refugiado, los padres escalabrinianos y los dominicos, entre otros.
Reunido en meses pasados con Jorge Bustamante, relator especial de Naciones Unidas para temas de migrantes, el obispo guatemalteco de San Marcos, Álvaro Ramazzini, señaló que la intención de la Iglesia católica en Centroamérica, México y los Estados Unidos es continuar con los procesos necesarios para lograr un cambio en la Ley de Migración norteamericana y apoyar a los migrantes, cuyos derechos humanos están siendo violados en las fronteras.


Vida Nueva

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