Thursday, October 29, 2009

Las declaraciones de Teresa Forcades molestan al Vaticano


La Santa Sede le exige que se retracte públicamente

Las opiniones sobre el aborto y la gripe A de esta monja benedictina, especialista en Medicina Interna por la Universidad de Nueva York, han llevado a la Santa Sede a pedirle que se retracte públicamente y retorne a los "principios doctrinales de la Iglesia".


Teresa Forcades i Vila es una monja benedictina, médica y teóloga española, conocida por sus posiciones feministas, a menudo controvertidas dentro de la Iglesia católica, y sus manifestaciones sobre el aborto y la gestión de la pandemia de gripe A por parte de las instituciones sanitarias y las empresas farmaceuticas productoras de las vacunas.


Además, en alguno de sus libros publicados ha denunciado los crímenes y delitos cometidos por industria farmacéutica.


El malestar de la Santa Sede no se ha hecho esperar y desde el Vaticano exigen que se retracte públicamente de sus declaraciones y que retorne a los "principios doctrinales de la Iglesia", acusándola de tener afán de protagonismo y de tremendismo en sus declaraciones como médica.


Forcades es doctora en Teología y en Salud Pública, especialista en Medicina Interna por la Universidad de Nueva York y autora de los libros 'Los crímenes de las grandes compañías farmacéuticas', 'La Trinidad, hoy', y 'La Teología Feminista en la Historia'.


Reproducimos un artículo de Pilar Rahola publicado en La Vanguardia.



PARADIGMA DE CORDURA

Teresa Forcades fascina porque lo que dice lo hace desde un rincón apartado de la sociedad


De golpe, el silencio. Dicen las malas lenguas que la han obligado a retirarse de la primera línea, y que las entrevistas que ha dado han molestado a las altas esferas del Vaticano, poco favorables a gozar de la independencia intelectual de una monja. Pero escuchando lo que dice Teresa Forcades sobre aborto, feminismo, gripe A, vida monástica, más bien parece que el enfado del Vaticano deriva del acopio de sentido común que acumula esta licenciada en Harvard, con dos carreras en Teología y Medicina Interna, y miembro de la comunidad benedictina desde 1997. Es decir, entre el sentido común y el dogma inapelable, Forcades opta por el seny racional, perfectamente compatible, en su caso, con su inequívoca fe espiritual. Desde hace unas semanas, sus contundentes denuncias sobre la gripe A, y los presumibles tejemanejes de las grandes farmacéuticas, en su empeño por crear una alarma mundial, copan el top de los vídeos internáuticos, y ya es una estrella en el universo YouTube. "No se vacunen", dice con énfasis y a la vez con sorprendente calma, y explica los motivos que la ponen en guardia ante el uso masivo de la vacuna. Creyente hasta el punto de llevar años de vida monástica, Forcades es, sin embargo, una mujer enormemente descreída respecto a algunos de los axiomas que mueven nuestra sociedad, y su descreimiento empieza a ser dogma de fe para muchos. No tengo dudas de que su postura ha puesto en prevención, contra la vacuna, a centenares de personas.


¿Por qué? ¿Por qué tiene razón? Probablemente porque, más allá de la razón que tenga, está bien situada para convencer. Y es esa posición de credibilidad la que, personalmente, me interesa. Es decir, no dudo de que estamos ante una mujer preparada, que derrocha cordura y que no se amilana ante los muchos poderes terrenales que se atreve a incordiar. Y no dudo, tampoco, de que en lo de la gripe A hay mucho de suflé, y aún mas de intereses económicos, de manera que escuchar a Forcades resulta altamente recomendable. Pero Teresa Forcades fascina, sobre todo, porque quien dice lo que dice lo hace desde un rincón apartado de la sociedad.


Su hábito monacal ya no es, en nuestro subconsciente, el síntoma de un poder oscuro, sino el símbolo de una elección personal difícil, exótica y, como tal, valiente. Y, en medio del desconcierto general, esta mujer outside del sistema, lanza sus calmadas y certeras diatribas. Además, lo hace sin tener nada que ganar, lo cual aumenta notablemente su crédito público. Forcades es, pues, un signo de nuestro tiempo. Caídos los grandes dioses, aparecen los nuevos profetas. ¿Una monja, en una sociedad sin creencias? ¿Por qué no? Al fin y al cabo, en nuestra frenética, consumista y consumida sociedad, lo fascinante es lo que está fuera del frenesí. Y, ¿hay algo más fuera del frenesí que una monja?



Un vídeo contra la vacuna de la gripe A triunfa en la red


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