Thursday, February 25, 2010

Una muerte que nos duele

Gabriel Sánchez, 25-Febrero-2010

El disidente cubano Orlando Zapata Tamayo murió el martes luego de pasar 85 días en huelga de hambre, indicaron fuentes médicas. Su muerte fue a consecuencia de la huelga de hambre, la primera por esa causa en 40 años. El gobierno cubano parece que pensó que al ser un simple obrero albañil, esa muerte iba a pasar como algo inadvertido. Pero Orlando Zapata era un prisionero de consciencia adoptado formalmente por Amnistía Internacional. Y dice su representante ¡La trágica muerte de Orlando Zapata Tamayo ilustra terriblemente la desesperación que enfrentan los prisioneros de conciencia, que no tienen esperanzas de ser liberados de su injusta y prolongada encarcelación!”

Zapata se encontraba en prisión desde 2003 por participar en una huelga de hambre. Pese a que había sido condenado a tres años de prisión su condena se elevó a 25 años y seis meses de prisión por diversos delitos como desacato, desorden público y resistencia. Más información en esta página de la BBC-Mundo

Mis venas no terminan en mí, sino en la sangre unánime de los que luchan por la vida, el amor, las cosas, el paisaje y el pan, la poesía de todos. Roque Dalton.

Voy a iniciar esta reflexión con una profunda tristeza que me embarga el alma, voy a iniciar esta reflexión, porque si no lo hiciera estaría traicionándome y traicionando todas las cosas por las que he luchado y creído…He buscado afiebradamente, por toda la red, especialmente la vinculada a Cuba, un desmentido ..sobre esta noticia y no lo encontré y eso me dolió…me dolió mucho. Fui parte de una generación de Estudiantes que en el 1969 tenía 15 años y cursábamos el segundo año de secundaria, las militancia política, la confrontación ideológica y las movilizaciones en la calle formaron parte de nuestra educación…

Lloramos de bronca e impotencia por los compañeros caídos, nos dolieron como una puñalada en medio del pecho los compañeros caídos Liber Arce, Hugo de los Santos, Susana Pintos, Heber Nieto, Santiago Rodríguez Muela, Manuel Filipini e Ibero Gutiérrez caídos en manos de los milicos represores de la época del pachecato…, todos, todos coreamos las consigna de la revolución Cubana, porque creemos en ella, creemos en su potencialidad y en su capacidad de generar cambio, como creemos en la revolución cubana… por eso nos duele y lo sentimos como un acto profundamente antirrevolucionario…La muerte de un albañil Zapata, más allá de que la CIA lo haya contactado, de que sea un mercenario, de que sus actitudes son antirrevolucionarias, o cualquier otra razón que pueda esgrimirse, su muerte en una prisión revolucionaria, es un acto antirrevolucionario, es un acto incalificable y dolorosamente atentatorio de los sagrados principios de respeto a la vida humana por sobre toda otra consideración…

Y a pesar del respeto y en algún caso la admiración que siento por algunos de los más representativos líderes cubanos, voy a decirlo con todas las letras: fue un acto que no se compadece del humanismo comunista. Lo digo con propiedad. En primer lugar porque no soy comunista, pero he militado toda mi vida con compañeros comunistas y los he visto actuar y siempre. En todos lados hay buenos y malos, pero los de verdad, tenían una integridad a toda prueba, muchos ofrendaron su salud y su vida, por salvaguardar la de los compañeros y tenían un humanismo profundo que alimentaba sus ideales y sus luchas, no imagino a ninguno de los que cayó, dejando morir a un compañero trabajador en una huelga de hambre, aunque sus ideas fueran la contrarias, aunque fuera un mercenario (si el trabajador Zapata Tamayo, quería irse, se le debió dejar ir…y jamás, jamás, se le debió dejar morir de hambre)… Los comunistas que conocí, esos de hierro… lucharon y murieron porque los trabajadores pudieran ser libres. Ellos me enseñaron a superar los sectarismos y a tener el arte de saber esperar los procesos, para mantener la unidad. Es por eso que levantamos nuestra voz y decimos que no importa quienes fueron los responsables, fue un tristísimo acto de sabotaje a la ética comunista y a la revolución…Y muchos en Latinoamérica, hoy, nos sentimos más desgraciados, profundamente heridos y doloridos y atenazados por una gran tristeza…

ATRIO

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