Monday, June 28, 2010

‘La última cima’: retrato de un buen cura


Crítica del documental sobre el sacerdote Pablo Domínguez


(J. L. Celada ) El Año Sacerdotal ha echado el cierre sorprendido por la revolución silenciosa que La última cima está provocando en taquilla . Una evocadora imagen, a caballo entre la mística y el deporte, que da título al documental concebido por Juan Manuel Cotelo tras conocer a Pablo Domínguez.


El encuentro se produjo apenas dos semanas antes de que este sacerdote madrileño de 42 años perdiera la vida descendiendo el Moncayo, en febrero de 2009. Ahora, un testimonio de hora y media, en boca de quienes mejor le conocieron, se postula como digno modelo sacerdotal en una época de descrédito para el colectivo.


Así nos lo presenta, al menos, el director cuando se dispone a relatarnos quién era y cómo vivía su ministerio el protagonista de esta historia. Sus pensamientos en voz alta, salpicados por multitud de opiniones a pie de calle, así como testimonios de sus conocidos, amigos y familiares, sirven de marco desde el que trazar el perfil biográfico de un hombre alegre, humilde, generoso, guapo, deportista…


Su recuerdo ha cobrado hoy una inusitada fuerza con La última cima. Y es que, ya sea por su bondad, su ingenuidad o por cierta desconexión de esa otra realidad que circulaba paralela a la suya, el trabajo de Cotelo nos deja la impresión –excelente impresión, eso sí– de que Pablo era “un buen cura”, incluso un gran cura, aunque dudamos que fuera el mejor para estos tiempos hostiles y descreídos.


Vida Nueva

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