Wednesday, November 23, 2011

Consejos vendo

Por Clara de Juan Bañuelos
QUE PARA MI NO TENGO.

Quiero creer que éste es el defecto de la mayoría de la población. Al menos española.
Porque yo no soy capaz de reprimir mis terribles ganas de manifestar lo que la hipotética Clara en situación ajena haría. Es como si, por un momento, emergiera de dentro de mi una vocación psicológica que dejara de lado los estudios de Derecho para entregarse en cuerpo y alma al problema del otro. Pero si se trata de alguien que no escucha mis valiosas opiniones (insensato) o con quien no tengo la suficiente confianza, entonces viene el paso número dos: momento de juzgarle. Eso sí, puntualizando que "yo no soy quien para jugar", por si se confunden las cosas.
¡Qué fácil es ser objetivo con lo que les pasa a los demás!.

Resulta que, hace poco, me he encontrado en el lugar del que recibe consejos en cantidades industriales. ¿Por qué? Porque esta vez, resulta que la solución estaba clara, y lo que yo había decidido sentir, no valía. No. Porque todos se preocupan por que no sufra, y al parecer, ellos son más conscientes de mi propio sufrimiento que yo misma.

¡Pues lo lamento, pero en esta temporada no quiero consejos!

Que diga esto, es peligroso. Me puedo quedar sin amigos, además de quedar ante los que no lo son como una estúpida auto-suficiente. Y no. Lo que ellos opinen es uno de los pilares sobre los que se sostienen muchas de mis decisiones. Porque entiendo que me conocen, me quieren y cuando la razón se ausenta, ellos la ponen por mi. Pero llega un punto en el que, una cosa es dar consejos, y otra ser machacón. Sé lo que opinas, no hay más que mirarte a la cara y ver con qué pena me miras. Pero, tu has de saber lo que decido. Y respetarlo. No me vale de palabra, me vale de obra. Y de omisión, también.

Así que todo esto ha supuesto que la Presidenta de Consejos para vivir (si, esa misma, yo) cambie un poco de visión. Que entienda que puedes entrar a valorar, pero de una manera tan básica que casi te hace imposible comenzar a juzgar. Porque en esta vida, las vivencias se parecen de forma, pero de fondo son todas completamente opuestas. Porque hay sentimientos que varían en función del corazón que los siente, en función de los valores que esgrime y en función de lo que se use el cerebro para los quebraderos de cabeza.

Porque está bien aconsejar. Muy bien. Pero a veces lo mejor es dar un abrazo y confiar en las decisiones de cada uno. Porque ese uno, si te pide opinión, o aunque no te la pida, quizás es que necesita un achuchón, y bien grande.

pastoralsj

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