Sunday, April 29, 2012

Comentario de la 1a. y 2a. lectura por José Enrique Galarreta S.J.



LECTURAS 


4º domingo de PASCUA 


HECHOS 4, 8‑12 

 Entonces Pedro, lleno del Espíritu Santo, les dijo:

 «Jefes del pueblo y ancianos, puesto que con motivo de la obra realizada en un enfermo somos hoy interrogados por quién ha sido éste curado, sabed todos vosotros y todo el pueblo de Israel que ha sido por el nombre de Jesucristo, el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por su nombre y no por ningún otro se presenta éste aquí sano delante de vosotros.

 El es la piedra que vosotros, los constructores, habéis despreciado y que se ha convertido en piedra angular. Porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres por el que nosotros debamos salvarnos.»


 Es continuación del texto del Domingo pasado. Se ha producido la milagrosa curación de un tullido. Pedro la explicó al pueblo y repite ahora la explicación a los jefes del pueblo, con las mismas ideas básicas:

 - la curación es en nombre de Jesús, el Nazareno.

 - a quien vosotros crucificasteis.

 - a quien Dios resucitó.

 - Él, a quien vosotros rechazasteis, es la Piedra angular, el Mesías que anuncian las Escrituras.


 Es claro que nos encontramos ante la primera predicación, y dirigida a judíos, que esperan el cumplimiento de La Promesa. El mensaje de Pedro es "En Jesús se cumple la promesa". Es importante darnos cuenta de la intención de los autores, la intención por ejemplo de cada evangelista.

 Un evangelio como el de Mateo, dirigido a judíos, insiste más en el cumplimiento de la Promesa. Un evangelio como el de Juan es una elaboración teológica más compleja, que selecciona los hechos para revelar las grandes líneas de la revelación. En el Libro de los Hechos, Lucas comienza por una proclamación ante los judíos: la piedra que desechasteis es la piedra angular.

 Más tarde, por el rechazo de los judíos y con la aparición de Pablo, la tesis del libro será que la Buena Noticia se ha de anunciar a los paganos, sin necesidad de someterlos a la Ley.


 JUAN 3, 1‑2 

 Mirad qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues ¡lo somos! El mundo no nos conoce porque no le conoció a él.

 Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.


 Conocemos bien los temas de Juan. Él nos amó primero y nos llama a ser hijos. Lo que somos se manifestará plenamente, le veremos tal cual es. Hay una oposición entre Dios y el mundo. Somos rechazados por el mundo, porque el mundo "no conoce a Dios". Son los mismos temas del cuarto evangelio, una reflexión última y total sobre el mensaje y el significado de Jesús.

 Pero la frase final es la plenitud de nuestra esperanza: “aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. Aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es”. No se puede decir nada más apasionante, tan esperanzador para a vida después de la muerte.


 José Enrique Galarreta, S.J.

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