Saturday, April 28, 2012

El cardenal de La Habana en misión en Estados Unidos



Jaime Ortega invitado por la Universidad de Harvard se pregunta sobre el futuro después de Castro insistiendo en la necesidad de "reconciliación"

GIACOMO GALEAZZICIUDAD DEL VATICANO





Misión en Estados Unidos del cardenal de La Habana. «¿Que tenemos que hacer? ¿Esperar a que lleguen tiempos mejores o propiciar la llegada de estos tiempos mejores?», se preguntaba sobre el futuro después de Castro el arzobispo cubano Jaime Ortega Alamino, principal orador del foro de la Universidad de Harvard (Boston) sobre el tema Iglesia y Comunidad. «El purpurado dijo muchas cosas importantes y algunos órganos de la prensa estadounidense y latinoamericana lo han hecho saber atrayendo hacia el cardenal un amplio consenso, pero también críticas, algunas bastante duras; consenso y críticas a las que el cardenal se refirió diversas veces en distintas ocasiones porque no son nuevas», refiere la página web «Il Sismógrafo».


Junto al obispo cubano estaban presentes el cardenal Sean Patrick O’Malley, arzobispo de Boston y Jorge Domínguez,vicerector para las relaciones internacionales del ateneo, que fue el encargado de presentar al orador en la sede del "John F.  Kennedy Jr.  Forum" ("Institute of Politics"). De la complicada y clara intervención del cardenal, cuyo objetivo era narrar "el camino de la Iglesia católica en Cuba en la situación en la cual vive actualmente el país", se puede entender inmediatamente el centro de la acción pastoral de esta heterogénea comunidad católica caribeña. Estas son las palabras del cardenal Ortega:  «¿Que tenemos que hacer? ¿Esperar a que lleguen tiempos mejores o propiciar la llegada de estos tiempos mejores?" El purpurado introdujo esta reflexión en el contexto de la "reconciliación" que la Iglesia cubana proclama y anuncia desde hace muchos años, pero en la intervención las preguntas del cardenal parecen ser la clave para entender el perfil de la actual colocación de esta iglesia en la evolución de la situación política, social, económica y cultural de la isla, en particular desde que el país está guiado por Raúl Castro, cuyo liderazgo Jaime Ortega considera más adapto en este momento para llevar a cabo los cambios solicitados.


Y un cambio fundamental según el purpurado, tanto en los objetivos como en el método, es precisamente "la reconciliación del pueblo cubano" y en este argumento se detuvo ampliamente explicando también "el precio que hay que pagar, como comunidad eclesial y como pastores".  Antes de llegar a la última etapa del recorrido de la iglesia durante estas décadas -la reciente "extraordinaria fiesta de fe de la visita de Benedicto XVI"- el cardenal Ortega explicó el lento, pero a la vez sólido y auténtico, proceso de diálogo de la Iglesia con la sociedad, con el pueblo, con las autoridades y con las instituciones, que ha llevado al resultado que hoy todos aceptan y reconocen: ser uninterlocutor además de un puente e intérprete de un amplio y quizás mayoritario "sentir" de la nación cubana.


No fue un camino fácil recordó el cardenal citando ejemplos que hablan de momentos singulares, como cuando en 1995, durante su visita a Miami, donde siempre han vivido la mayor parte de los cubanos en exilio, muchos le decían: "Aquí es mejor no usar la palabra reconciliación": El arzobispo de la capital de Cuba, a este punto, quiso manifestar toda su amargura por los condicionamientos de determinadas circunstancias que, en el pasado y también hoy, hacen que no sea aconsejable que un obispo use la palabra "reconciliación"; una "palabra nuestra, propia del cristianismo", comentó. En el pasado, incluso dentro de la Iglesia, ha habido muchas incomprensiones y durante mucho tiempo esta comunidad eclesial se ha encontrado "aislada", en particular "cada vez que hablaba y pedía reconciliación, dialogo y búsqueda del bien común". «El arzobispo de La Habana recordó con gratitud el apoyo constante de los obispos estadounidenses, alemanes y españoles y, de manera particular, indicó en la visita en 1988, del entonces arzobispo de New York, el cardenal John O'Connor, un cambio de dirección, precisa «Il sismografo». Después de esta visita y del encuentro del cardenal O'Connor con Fidel Castro "la iglesia se encontró en nuevas condiciones" y el largo asedio inició a ceder el paso a la recuperación, gradual y no siempre fácil, de la plena ciudadanía.


En este camino, como recordó el cardenal Ortega, hay otros momentos clave: desde las numerosas visitas de los cardenales de la Curia y de algunos colaboradores de Juan Pablo II hasta la histórica peregrinación, hace 14 años, del beato Karol Wojtyla en persona, y para terminar, la reciente visita de Benedicto XVI "preparada con amor y dedicación inmensa", y verdadero "extraordinario éxito pastoral que demuestra cuanto esta viva la iglesia cubana y la importancia que tiene en el magisterio y la diligencia pastoral del Papa Ratzinger".

Vatican Insider

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