Monday, May 28, 2012

Congreso de la Familia: El himno a la vida de Maria Cristina Cella Mocellin



En el Encuentro Internacional de las Familias de Milán la historia de la joven mujer que interrumpió el tratamiento para salvar al niño que estaba esperando, cuya causa de beatificación se está llevando a cabo

GIORGIO BERNARDELLIMILÁN
Una madre que renuncia al tratamiento que podría poner en peligro la vida del niño que llevaba en su seno. Una madre de los años 90, que creció en una parroquia a pocos cientos de metros del gran prado del Parco Nord, donde el 2 y el 3 de junio Benedicto XVI mantendrá un encuentro con las familias del mundo. Una «laica y madre de familia» cuya causa de beatificación desde hace pocos días ha terminado fa fase diocesana y está a punto de ser examinada en Roma por la Congregación para las Causas de los Santos.

Durante el VII Encuentro Mundial, de las Familias en medio a la muchedumbre también estarán  los amigos y amigas de Maria Cristina Cella Mocellin . Los que crecieron con ella en Cinisello Balsamo en una parroquia dedicada precisamente a la Sagrada Familia: una iglesia que se encuentra poco lejos de la autopista que pasa al lado del aeropuerto de Bresso, el lugar donde se celebrarán la Vigilia de los Testimonios y la Misa de Benedicto XVI.  Una parroquia que custodia como una perla preciosa la historia de una joven mujer que –dentro de pocos años- podría subir a los honores de los alteres como Gianna Beretta Molla, la madre de Mesero proclamada santa por Juan Pablo II.

En la Sagrada Familia, Maria Cristina –de la quinta de 1969- había asistido al oratorio, había crecido al lado de las Monjas de la Caridad de Santa Juana Antida Thouret, e incluso había colaborado como catequista y animadora. Hasta que –un año, durante las vacaciones en la casa familiar en Veneto –conoció a Carlo Mocellin y descubrió un amor que le llevó a recorrer el camino del matrimonio que concluyó el 2 de febrero de 1991 cuando se casó y se trasladó a Carpané, en la provincia de Vicenza. Allí enseguida nacieron primero Francesco y luego Lucia; pero en 1994, durante el tercer embarazo, el de Ricardo, se manifestó de nuevo un tumor que ya la había atacado a la temprana edad de 18 años. Y entonces ella tomó una decisión difícil: dio prioridad a la vida del pequeño. El significado de ese gesto lo cuenta ella misma en una carta que, el 24 de septiembre de 1995, desde el hospital de Marostica, ya intuyendo lo que estaba a punto de suceder (moría un mes más tarde), escribió precisamente a ese hijo de pocos meses, hoy adolescente. Un texto que vale más de mil palabras.


«Querido Riccardo –le cuenta Maria Cristina-, tú tienes que saber que no estás aquí por casualidad. El Señor ha querido que tú nacieras a pesar de todos los problemas que había... cuando supimos que existías, te amamos y quisimos con todas nuestras fuerzas. Recuerdo el día que el doctor me dijo que diagnosticaban de nuevo un tumor en la ingle. Mi reacción fue repetir una vez tras otra: "¡Estoy embarazada! ¡Estoy embarazada! ¡Pero doctor, yo estoy embarazada!.  Para hacer frente al miedo de ese momento nos fue infundida una fuerza de voluntad desmedida para tenerte. Me opuse con todas mis fuerzas a renunciar a ti, el médico entendió todo y no añadió nada más».
«Ahora Riccardo, eres un regalo para nosotros -sigue la carta-. Esa tarde, en el automóvil volviendo del hospital, cuando te moviste por primera vez parecía que me estabas diciendo: "¡Gracias mamá por quererme!". ¿Y cómo podríamos no quererte? Tu eres precioso, y cuando te miro y te veo tan hermoso, despierto, simpático... pienso que no hay sufrimiento en el mundo que no valga la pena por un hijo. El Señor ha querido de nuevo colmarnos de alegría –son las últimas palabras que ha dejado escritas a Riccardo -:   tenemos tres niños estupendos que con su gracia podrán crecer como Él quiere. Puedo solo dar gracias a Dios porque ha querido hacernos este gran regalo que son nuestros hijos. Solo Él sabe como nos gustaría tener otros, pero ahora es verdaderamente imposible».

María Cristiana murió a los 26 años en el hospital de Bassano del Grappa el 22 de octubre de 1995. Su causa de beatificación ha sido instruida por la diócesis de Padua en cuyo territorio se encuentran las parroquias de Carpané y Valstagna donde ha vivido y vive todavía la familia Mocellin. Pero el vínculo con Cinisello Balsamo sigue siendo fuerte: los que la conocieron fundado la Asociación Amigos de Cristina (www.amicidicristina.it) que difunde su memoria. Entre otras iniciativas ha promovido la publicación del libro «Cara Cristina... la vita di Maria Cristina Cella Mocellin», escrito por Alberto Zaniboni y publicado en el 2009 por Edizioni San Paolo. También estaba presente un numeroso grupo de amigos de la parroquia de la Sagrada Familia el 18 de mayo en la iglesia de Valstagna, en el rito solemne durante el cual el arzobispo Antonio Mattiazzo cerró oficialmente la fase diocesana del proceso de beatificación, enviando a Roma toda la documentación. Además, estaban presentes –junto a los feligreses del pueblo- también algunos voluntarios y huéspedes de la Casa de acogida Maria Cristina Cella que el Centro de Ayuda a la Vida de Padua ha abierto a Saccolongo. Un modo para hacer que el gesto de acogida de la madre Cella Mocellin se renueve también con un gesto hacia numerosas madres con niños que están viviendo otras dificultades.

La asociación Amigos de Cristina estará presente en el VII Encuentro Mundial de las Familias con un stand y una exposición en la Feria de la Familia, el espacio expositivo abierto en Fieramilanocity en concomitancia con el Congreso Teológico Pastoral que desde el martes 29 precederá al encuentro con el Papa. Distribuirán gratuitamente a todos un folleto en italiano y en ingles para contar quien era su amiga. Y porque su historia también tiene mucho que transmitir a numerosas familias de hoy.

Vatican Insider

No comments: