Monday, May 28, 2012

e Espacio Sagrado



La Palabra de Dios

Marcos 10: 17-27
En aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó un hombre corriendo, se arrodilló y le preguntó: "Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?" Jesús le contestó: "¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre." Él replicó: "Maestro, todo eso lo he cumplido desde pequeño." Jesús se le quedó mirando con cariño y le dijo: "Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dales el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme." A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó pesaroso, porque era muy rico. Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!" Los discípulos se extrañaron de estas palabras. Jesús añadió: "Hijos, qué difícil les es entrar en el reino de Dios a los que ponen su confianza en el dinero! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se espantaron y comentaban: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús se les quedó mirando y les dijo: "Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo."

Reflexiones sobre la lectura de hoy

  • Señor, ¿soy como el hombre rico? Me estás conduciendo, más allá del tema de las posesiones, hacia la pobreza espiritual: estar de pie, frente a Ti, sin nada de que orgullecerme, vacío e indigente. La indigencia es un estado en el cual hemos tocado fondo.
  • Miraste a ese hombre, lo amaste y lo invitaste. Cuando rechazó tu invitación, te quedaste triste, y no lo perseguiste. Le dejaste su libertad, igual como me la dejas a mí...
  • Has estado alguna vez triste por no haber actuado bien, cuando lo podrías haber hecho? Posponer la visita a una persona sola o enferma; la ayuda no entregada al que estaba financieramente angustiado; el tiempo de oración no entregado; no haberte dado el tiempo para escuchar a tus hijos o a los que nos rodean - de muchas maneras habríamos podido, sin mucho esfuerzo, haber dicho "sí" al amor. Esto se asemeja a lo que sentía el joven rico al alejarse de Jesús, llevándose su riqueza y su tristeza.
    Que esta reflexión sea parte de nuestra oración de hoy.

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