Friday, August 24, 2012

Líbano; incógnitas y esperanzas del viaje de Benedicto XVI



El cardenal Jean-Louis Tauran: «Se hará». Todas las fuerzas en juego, desde Hezbollah, están interesados en que la visita se lleve a cabo sin problemas

ANDREA TORNIELLICIUDAD DEL VATICANO
A pesar de los enfrentamientos y desórdenes de estos días en Trípoli, en el noroeste del país, la preparación del viaje de Benedicto XVI a la República Libanesa sigue a todo motor: el Papa y sus colaboradores están trabajando en los discursos que pronunciará y en el texto de la exhortación post-sinodal, fruto de los trabajos del Sínodo sobre el Medio Oriente de 2010, que será firmada y entregada a las Iglesias de la región en el país de los cedros.


El Líbano es un país que se puede considerar como parte de la Tierra Santa: en la zona de Tiro y Sidón, efectivamente, el evangelista Mateo ambientó el viaje de Jesús y de sus discípulos y citó el episodio de la mujer cananea que pide la curación de su hija endemoniada. Un país en donde la presencia secular del cristianismo ha sido un factor determinante.

Hace algunos días, diferentes periódicos indicaban rumores alarmantes sobre la seguridad, indicando que el peregrinaje papal podría ser cancelado a final de cuentas. Hipótesis que el portavoz vaticano, el padre Federico Lombardi, desmintió inmediatamente; además informó que el “papa-móvil” de Benedicto XVI ya había llegado a Beirut. Ayer habló de los riesgos de este viaje incluso el padre Paolo Dell’Oglio, el jesuita que tuvo que abandonar el monasterio de Mar Musa, en Siria, después de treinta años de compromiso a favor del diálogo entre critsianos y musulmanes. Según el padre Dell’Oglio, el peligro estaría representado por la cercanía del actual gobierno libanés con el régimen sirio de Bashar al-Assad.


Es cierto que algunas fuentes diplomáticas no han descartado la hipótesis de la cancelación, en el caso de que la situación en Siria degenerara todavía más, y recordaron lo que sucedió en 1994 cuando Juan Pablo II se vio obligado a cancelar en viaje que ya había sido organizado a Beirut, por una serie de ataques en contra de Iglesias cristianas. Sin embargo, en ese entonces la situación era muy diferente, y también tuvieron un peso importante en la decisión de cancelar el viaje las tensiones entre los mismos cristianos (a final de cuentas, el viaje se llevó a cabo en mayo de 1997). “Por el momento no hay ninguna idea de cancelar el vaiaje –indican fuentes vaticanas–; el Papa quiere visitar un país que ha sufrido y que sufre, un área delicada y problemática en donde los cristianos han sido y son un elemento constitutivo y tradicionalmente presente”.


Justamente el llamado a la paz, a la convivencia, al diálogo entre religiones, al compromiso por el bien común y al fin de cualquier tipo de violencia, pero sobre todo la cercanía y el apoyo hacia los cristianos del Medio Oriente son los objetivos principales del viaje. “Es importante –indican las fuentes vaticanas– que los cristianos desempeñen un papel activo: son un factor de estabilidad y deben seguir desarrollándolo en un momento de grandes cambios y de incógnitas por el futuro de toda la región”. En la capital libanesa, a pesar de la relación y de la dependencia con Siria, la situación parece bastante relajada y es más que probable que nadie en este momento quiera abrir nuevos frentes de desestabilización. En particular Hezbollah, el “Partido de Dios”, partido político libanés apoyado por Irán y Siria, que cuenta con un ala militar. Algunas facciones cristianas libanesas tienen una relación cercana con Hezbollah y, de cualquier manera, las principales fuerzas en juego quieren que todo se lleve a cabo sin problemas y que el Papa pueda decir lo que tenga que decir, sobre los cristianos, sobre la convivencia en la zona e incluso sobre Siria.

Un aspecto que es muy importante para el Papa Ratzinger es el de los jóvenes. Benedicto XVI se encontrará ante un vastísimo “auditorio” de jóvenes ( y no solo cristianos) a los que hará llegar directamente un mensaje de paz y de diálogo, anclado en los valores evangélicos y muy diferente de las preocupaciones e incitaciones que, a menudo, se centran en el odio. Un mensaje que estará presente en la exhortación post-sinodal, en la que se hablará sobre la difícil situación de los cristianos del Medio Oriente, pero también sobre la riqueza que representan las diferentes tradiciones y ritos, y sobre el papel que este elemento insostituible debe seguir desarrollando. Después de las esperanzas que se encendieron por la “primavera árabe”, en la que los critianos también fueron protagonistas, este es el momento de las dificultades y de la incertidumbre: muchas comunidades cristianas se encuentran atemorizadas. Caen regímenes que les habían garantizado la sobrevivencia, se corre el riesgo de precipitarse en el caos. E incluso en los países en los que se está tratando de salir de esta difícil transición post-bélica, como en el caso de Irak, los cristianos se sienten amenazados por el fundamentalismo y por la falta de seguridad, pero no pretenden verse reducidos en “reservas” que les separen del resto de la población con la que han vivido durante siglos.

Vatican Insider

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