Wednesday, January 23, 2013

Las pruebas de la vida, no son estériles…


Desde mi cotidiano vivir, no exento de problemas, unos personales y otros muchos que
 sufro por el sufrir de los demás Cuando la salud es buena y económicamente, tengo resuelta la mucha o poca vida que me queda, surge de improvisto LA ENFERMEDAD. Solo ves dos opciones: o te asustas y tomas la actitud del avestruz, o afrontas con valentía, aunque las piernas te tiemblen, la situación inesperada, pero cierta.
El 22 de Noviembre del 2012 me diagnosticaron un cáncer de mama, en una revisión rutinaria.  No hay vuelta atrás. Es impactante,……… me impresionó mucho cómo mi cuerpo se revelaba y deseaba una vida mejor,……. me invade una fuerza inexplicable que emanaba de lo mas profundo de mi ser ,……Dios estaba conmigo y lo sentía en todas las cosas . No estaba sola,…….y al mismo tiempo pensaba desde una actitud positiva:  Conoceré el mundo de los que sufren esta enfermedad, podré ser útil en este campo……Es muy gratificante descubrir en estas circunstancias,  los amigos que tienes de verdad….., que siempre están ahí.
A los veinte días me intervienen y todo es novedad, yo estaba muy alerta en todo momento, con ánimo, viviendo la espera de entrar al quirófano; cuando entré en la habitación ya operada, entoné el “Aleluya”……. Todos se reían y se alegraban de ver el buen humor. Sí, este animo que proyectaba,  hace más llevadero el entorno de los sufridores,……., me desbordaba y además , siento que mi cuerpo se siente en paz, lo que es bueno para mi salud. Todo es un proceso en el que pasó por diversas pruebas para descartar riesgos de cáncer en otras zonas de mi cuerpo recibiendo a la vez radioterapia, desde ahí, día a día me voy fortaleciendo y casi familiarizándome con tanta gente que sufre lo mismo y con aquellos que dedican su experiencia y su trabajo y hasta su calor humano, a las personas que estamos en esta situación.
Sé que las experiencias personales son intransferibles, cada cual las vive desde su situación, desde su propia realidad,  pero he descubierto que a veces,  son pequeñas lucecitas que se encienden, que nos hacen ver que no somos tan diferentes, ni estamos tan solos. Que en el sufrir y en el gozar, que en la lucha y en el fracaso, que en el miedo y la esperanza, nos hacemos cercanos, y conscientes de lo afortunados que somos, cuando hay personas y medios que nos ayudan a superar dificultades. No podemos olvidarnos de los que no lo tienen, y que son tantos.
Las pruebas de la vida, no son estériles, sirven para hacernos más fraternos en nuestro sencillo y diario vivir.
Por todo ello ¡ALELUYA!
 Maty.
Por un mundo mejor

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