Tuesday, March 12, 2013

Hacia el Cónclave; diálogo entre Roma y América Latina


En Santa María Mayor se está trabajando para que venga un Pontífice que esté cerca de los “latinos”


Giacomo Galeazzi
Ciudad del Vaticano


En los conciliábulos de última hora se habla español. Tras bambalinas hay un lugar (y un papel) poco considerado pero que va adquiriendo influencia en estas horas antes del Cónclave. Es la Basílica Romana de Santa María Mayor, en el Esquilino. El titular es el arcipreste elector, español y curial, Santos Abril y Castelló.

En 2005 su predecesor era el estadounidense Bernard Law y causó no pocas vergüenzas a la Santa Sede, porque las asociaciones de víctimas de la pederastia clerical pidieron que no entrara al Cónclave que eligió a Ratzinger porque había encubierto los casos de abusos cuando se encontraba en Boston.

Ahora, en cambio, Santa María Mayor es el escenario de un discreto pero muy activo intercambio entre la Curia “bertonesodaniana” y los conclavistas no curiales. Santos Abril y Castelló le debe la púrpura a Bertone, pero proviene de la diplomacia pontificia, que está bajo el ala de Sodano. Durante 20 años fue Nuncio apostólico en Bolivia y Argentina, tiene buenos contactos con purpurados extraeuropeso y sobre todo con los sudamericanos (mucho menos compactos en las Congregaciones generales que el grupo de estadounidenses). Muchos le piden consejo sobre la elección: ¿Scola, Ouellet o Scherer?

El episcopado latinoamericano, antes del segundo Sínodo de los obispos, se reunió en un retiro, como un equipo de fútbol, y reflexionó sobre una mayor presencia en el Vaticano para el continente que tiene más fieles católicos de todo el planeta. Ya no estamos en la época en la que Wojtyla definió (en 1992) como “lobos famélicos” a los integrantes de las sectas protestantes en plena expansión por toda América Latina.

En Los Ángeles, en 2010, Benedicto XVI sorprendió a todos al nombrar al arzobispo José Horacio Gómez. El motivo era muy claro: Gómez es un líder de los católicos latinos de Estados Unidos, una personalidad con mucho peso y bastante carismática. En 2005, la revista “Time” le dedicó una portada y lo definió como uno de los “latinos” más influyentes de la época en el país. La expansión de los católicos parace en neto crecimiento: en el continente americano el 80% de la población recibió el bautismo y la piedad popular se refuerza, en lugar de debilitarse y deshilacharse (como en Europa).

Hace pocos días, el arzobispo de Caracas, Jorge Urosa Savino, dijo que había llegado el momento para un Papa latinoamericano. Los purpurados “latinos” parecen tener ciertas divisiones, como demuestra la contrariedad que expresó el brasileño Hummes ante la candidatura de su compatriota Scherer, su sucesor en Sao Paolo. Por este motivo, el arcipreste de Santa María Mayor, que cuenta con la confianza de muchos latinoamericanos, se ha convertido en un intermediario entre la Curia y los electores de esa región.


Mientras los datos del Pew Institute demuestran la expansión del catolicismo de origen latinoamericano, se está jugando la última carta “hispana”. De esta manera, Bertone, Re y Sodano estarían buscando una alternativa a la candidatura de Scola.

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