Monday, April 29, 2013

«Francisco se inspira en el “Papa bueno”»



Entrevista de Vatican Insider al arzobispo Loris Capovilla, secretario de Juan XXIII

GIACOMO GALEAZZICIUDAD DEL VATICANO

 «Francisco se inspira en Juan XXIII, incluso como obispo de Roma y peregrino hacia Asís». El arzobispo Loris Capovilla, histórico secretario del beato Roncalli, ilustró para Vatican Insider las que, según su opinión, son «más que semejanzas» entre los dos pontificados.

 Monseñor Capovilla, ¿le sorprende la insistencia de Bergoglio al definirse “obispo de Roma”?

También era una costumbre de Juan XXIII. Desde el instante en el que fue elegido, aclaró al cardenal decano que no se habría dejado encarcelar en el Vaticano y que habría llevado a cabo entre los fieles la misión de obispo de Roma. Después de 60 años de dificultades relacionadas con la unidad de Italia, Roncalli retomó la actividad pastoral en la ciudad de Roma, llevó a San Juan las oficinas del Vicariado e hizo acondicionar dos habitaciones en el Palacio de Letrán (sede de seis concilios ecuménicos) para que “el Papa pudiera reposar en su casa”.


¿Por qué ambos decidieron visitar Asís?

 Es la ciudad del Santo y el hogar del Papa. Para salir de Roma, Juan XXIII eligió Asís y atravesó  en tren los antiguos dominios pontificios: no como príncipe sin potestad, sino como padre. Queríamos frenar en las estaciones, pero en la “roja” Terni de las fábricas de acero, a pesar de que las escuelas y las fábricas siguieran abiertas, los estudiantes y los obreros estaban esperando a Juan y rodearon el tren para saludarlo con una calidez indescribible.  Todo el recorrido de Roma a Ancona fue un río ininterrumpido de gente. A lo largo de las calles, en los techos, en los árboles. En un momento del viaje, conmovido y feliz, el Papa me dijo: «¿Ves, Loris? Esta es Italia, estos son los italianos que saludan al viejo padre que no tiene nada más que ofrecer que la bendición”.



Francisco le llamó por teléfono para saludarlo con un gesto significativo. ¿Considera que sigue las huellas de Roncalli?

 Tienen el mismo impulso hacia la gente. Juan XXIII, en el último mes de su vida, llenaba de fieles las periferias de Roma. Le inventaron el apodo de “El Papa Bueno”, que no gustó mucho en ciertos ambientes de la cúpula, que se preguntaban: “¿Por qué? ¿Acaso eran malos los otros?”. El pueblo lo veía como un hijo que había llegado al Trono de Pedro. Francisco fue recibido universalmente como un mensaje vivo del diálogo y de la fraternidad. Él reúne el anhelo de compartir, la búsqueda de una solución para el hombre. Roncalli, en el lecho de muerte, repetía: “Yo no he cambiado nada, recito ahora las mismas oraciones y el mismo credo de cuando era niño, pero ahora empiezan a entender mejor el Evangelio”. Francisco como Juan: en donde apoyan la planta del pie también dejan el corazón. Y la gente lo entiende.


¿Qué es lo que más le recuerda a Roncalli de Bergoglio?

 En el ejemplo que nos está dando con el contacto con el projimo. Cuando ve a alguien no se pregunta si es cristiano, un estadista o una persona humilde. Cada persona lleva en la frente el sello de Dios y por lo tanto debe ser amado. Y si ha acogido a Jesús, mucho mejor. Francisco lleva el Evangelio, no juzga. La civilización cristiana no tiene que ver con las luchas entre hermanos. Es una característica que está pasando “de moda” incluso en la sociedad. En la Iglesia y en la política se advierte la necesidad de un espíritu de reconciliación y de colaboración que inqique lo que nos une en lugar de subrayar lo que nos divide. Esta es la gran lección de Juan y de Francisco.

Vatican Insider

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