Sunday, April 07, 2013

“Francisco va a vivir hasta los 140 años”, dice su médico chino


Durante años, Liu Ming atendió a Bergoglio, quien intentó
convencerlo de hacerse hincha de San Lorenzo.

    Lo primero que se siente al ingresar a su consultorio es
    el aroma a incienso. Una vez dentro, la premisa que reina
    en este sexto piso de un edificio en la Avenida
     Libertadorserá una sola: hablar en voz baja. “Hay dos
    pacientes, por favor, no gritar”, es la orden de un asistente.
    Son dos ambientes divididos por cortinados negros donde,
     uno de ellos, tiene una inscripción en letras chinas doradas.
    Es un viejo mantra taoísta que significa: “Luego de la luz, toda
    mala energía pierde su forma”. Apenas iluminadas por
    lámparas de sal de color naranja, ocho camillas con sábanas
    blancas predominan en este lugar donde una melodía oriental
     suena de fondo.
    Frente a las camas y detrás de un escritorio, Liu Ming recibe
     a PERFIL con una sonrisa. Tiene 45 años y desde hace diez
     que está en Argentina ejerciendo la medicina tradicional
    china.
    Sin embargo, este médico chino esconde una característica
    hasta ahora no conocida: atendió durante ocho años a
    Francisco. Sí, el ahora papa argentino. Fue en septiembre
     de 2003, en Santiago del Estero, cuando a Ming le tocó
    atender a un cura cuyo nombre no recuerda. Este religioso
    fue quien lo puso encontacto con el entonces cardenal,
    Jorge Bergoglio; éste luegolo llamó y le pidió si podía
    tomarse la molestia de ir a verlo a laCatedral. “Quiero 
    hacerle varias consultas médicas”, le dijoel prelado.
    “El estaba con varios temas de salud, pero yo no sabía nada.
    Fui sin saber, ¿verdad?”, cuenta Ming quien utilizará
     esta muletilla durante varios tramos de la charla. “Me contó
    que le habían sacado la vesícula y que tenía un problema
    en su hígado.Tuvo una operación de pulmón y andaba con 
    algunasdolencias del corazón del que se tenía que operar.”
    —¿Estaba medicado?
    —Sí, tomaba muchas pastillas para todo...
    —¿Entonces, qué le recomendó usted?
    —Empezar tratamiento. Primero, comenzamos tres veces
    por semana.
    —¿Iba a su consultorio?
    —No, yo fui siempre a la Catedral, al tercer piso. Luego
    empecé a ir dos veces por semana y al tiempo una vez.
    A los tres años nos veíamos cada tres semanas.
    —¿Cuánto duró el tratamiento?
    —Empezamos en enero de 2004. Ocho años y pico,
    hasta el año pasado. Y siempre me pagó la consulta.
    —¿De cuánto era?
    —¿En 2004?, cincuenta pesos la sesión.
    —Bergoglio le regaló dos libros y se los dedicó 
    en mayo de ese año. ¿Ya estaba bien para ese 
    momento?
    —Sí, enseguida fue dejando las pastillas que tomaba
     para el corazón, para la circulación y para los problemas
    de diabetes que tenía.
    —¿Usted me asegura que lo curó de todo?
    —Sí, está a la vista, es un señor sano. Hoy no toma ninguna
    pastilla más.
    —¿Se hizo estudios clínicos para corroborar esto?
    —Sí, le dio todo bien.
    —¿En que consistió exactamente el tratamiento?
    —Acupuntura y masajes. La medicina china actúa
    naturalmente.Yo siempre digo que con la medicina china
    podés vivir 140 años. Nosotros tenemos dos mundos: el
    externo y el interno.
    La medicina tradicional busca lo de afuera pero no toma
    encuenta que en el cuerpo mismo tenemos la misma
    medicina para resolver todo. Y eso es en el interior.
     —¿Cómo era Bergoglio como paciente?
    —Super tranquilo. !Ni le molestaban los pinchazos! Una
    persona muy espiritual. Para mí fue un honor atender a
    uncardenal que es una persona con gran nobleza, con
    un rangoalto pero que, pese a todo eso, no le importaba
    lo que se veía de afuera sino lo de adentro.
    —¿Qué le llamó la atención?
    —Apenas comenzamos el tratamiento lo vi por primera
    vez sacarse la ropa. Uno se queda hasta sin ropa interior.
    Teníaagujeros su ropa, era vieja, como usada. Siempre
    estaba con
     los mismos zapatos. Y usaba un reloj muy austero que
    nuncacambiaba. Yo me decía: ‘¿Cómo una persona de
    semejante grandeza puede ser tan humilde?’
     —¿Alguna vez le hizo alguna recomendación sobre 
    nuestra cultura?
    —(Piensa) Me preguntó si conocía a San Lorenzo. Yo
    no tengo ni televisión (se ríe). Sí, me habló de la carne
    argentina. ¡Oh!No es como en China, acá ni sal hace falta
     ponerle. Me hizo otra sugerencia: el nombre de mi hija.
    —¿Se lo puso Bergoglio?
    —Sí, se llama María Guadalupe.
    —¿Compartieron charlas sobre la filosofía oriental; 
    él se interesaba?
    —Sí, intercambiamos libros. El por ejemplo me regaló
    el Libro del I Ching en español. Yo lo uso para dar cursos
    en Buenos Aires. Me regaló la Biblia y un libro que se llama
    Razones para creer.
    —¿Tuvieron algún tipo de discrepancia?
    —No. Este mundo tuvo un comienzo religioso y la vida no
    puede existir sin religión sino seríamos animales. Yo como
    monje taoísta le hablé mucho del Tao, que en China es la
    única verdad. En la cultura de ustedes, se llama Dios y para
     China es Tao. Es lo mismo,es la misma verdad; él me
    escuchaba muy atento.
    —¿Qué le dijo su médico de cabecera cuando aparació 
    usted?
    —El tiene un grupo de médicos. Cuando comenzó conmigo
     ellos le decían: “No puede ser cardenal, usted tiene que
    hacerse los análisis clínicos”. Fue en 2005 cuando se estaba
    por hacer la nueva
    elección para papa. Los médicos querían que se opere
    pero él no quería. A través del tratamiento mío en las arterias
     –que tenía obstruidas– comenzó a circular mejor la sangre.
    No hice otra cosa que redirigir la energía del cuerpo. Después
     por un tiempo él puso toda su confianza en mí. Y los médicos
    suyos, todos orgullosos (se abre de hombros) se pusieron un
    poco celosos. Salvo una médica que vino a aprender medicina
     china conmigo, se llama
    Graciela Rodríguez.
    —Cuando era cardenal, ¿alguna vez vez te expresó que 
    quería ser papa?
    —No, nunca. El ya tenía mucha presión siendo cardenal, vivía
     con mucho estrés. Todo eso se paga en el cuerpo.
    —Cuando se enteró que fue papa, ¿qué paso por su
     cabeza? 
    —Lo viví de una forma normal, para mí es la misma persona.
     La gente me llamó, sabía que yo lo atendía. Yo preferí hacer
    silencio.El es una persona muy espiritual, tampoco creo tenga
    una sensación tan contenta ahora.
    —¿A qué se refiere?
    —Por las presiones que pueda tener. Igual es una
    persona muy fuerte y saludable que va a saber llevar a
     cabo su misión. En este mundo, después de 2012
     comenzó un nuevo ciclo. Esto pasa cada 8 mil años.
    Este mundo está horrible pero está por venir lo mejor
    y que Bergoglio sea papa tiene que ver con este cambio
    positivo.
    —¿Piensa realmente que va a poder?
    —Es verdad, es una persona que tiene la difícil tarea de
    dirigir a mucha gente, pero es una persona que lo hace sin
    ego y eso es algo que no cualquiera puede. Nosotros somos
     enviados, no somos dueños. Somos un instante en la tierra
    y tenemos que ser respetuosos de eso. Bergoglio tiene
    ese pensamiento muy claro, es un gran sabio, como la
    cultura china.
    —¿Volvió a hablar con él?
    —No, vino un par de meses a fin de año pasado, pasó a
    saludarme y me trajo chocolates. Charlamos, tomamos té
    y no lo ví más.
    —¿Piensa que lo va a llamar ahora para que lo atienda 
    allá  en el Vaticano?
    —Vamos a ver... (se ríe). Tiene buena salud y eso es lo
    importante. El me preguntó una vez, cuando le dije que con la
    medicina chinase puede vivir 140 años: “¿Voy a vivir tanto
    tiempo?”. Y yo le dije que sí.
    —Vamos a tener papa argentino por mucho tiempo 
    entonces...
    —Verdad.
    Perfil


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