Tuesday, April 02, 2013

«La canonización de Juan Pablo II está en la última fase»

Slawomir Oder/ Postulador de la causa


Hoy se cumplen ocho años de la muerte del beato Juan Pablo II con la vista puesta en su canonización, que se encuentra en su última fase, según confirma el postulador de la causa, el sacerdote polaco Slawomir Oder, quien dice que «no habrá que esperar años» para su celebración. Oder ya ha entregado toda la información a la Congregación para las Causas de los Santos, cuyo prefecto, Angelo Amato, deberá fijar con Francisco la fecha en que el Papa polaco será santificado. Suena como posible el 16 de octubre, cuando se cumplen 35 años de su elección como Pontífice.
–¿Se han producido muchos casos de posibles milagros gracias a la intercesión de Juan Pablo II tras la beatificación?
–Sí, he recibido muchas señalaciones de casos de posibles milagros gracias a su intercesión. Naturalmente entre estos han sido elegidos varios que han sido objeto de un estudio más profundo. Uno de ellos ha sido elegido para la eventual canonización.
¿Qué tipo de milagro es? ¿Dónde se ha producido?
–Lo siento pero no puedo hablar debido al secreto procesual. Puedo confirmar sin embargo que se está estudiando en la Congregación para las Causas de los Santos un caso en particular y que faltan aún algunas etapas para llegar a la conclusión.
–¿Habrá que esperar mucho para la canonización?
–Este punto no depende de mí. No es que yo decida los tiempos. En mi trabajo como postulador he hecho todo lo que me correspondía, pues ya he entregado toda la documentación a la Congregación. Los tiempos serán dictados por el ritmo de trabajo de la Congregación. Viendo cómo están las cosas no creo que se deba hablar de años de espera, pero no soy yo quien debe decir o decidir estas cosas.
–¿Si usted ha entregado ya toda la documentación se puede entender que estamos en la última fase?
–Sí, es correcto.
–Usted es uno de los mayores conocedores de la vida y el pensamiento de Juan Pablo II ¿Sabe qué relación tenía con Jorge Mario Bergoglio?
–No sé si había o no amistad entre ellos, pero sí puedo decir que hubo encuentros significativos, que llevó a que Juan Pablo II estimara al que hoy es su sucesor. De hecho fue Juan Pablo II quien lo nombró primero arzobispo de Buenos Aires y luego lo creó cardenal. Es evidente que lo apreciaba.
–¿Encuentra muchos puntos comunes entre los dos Papas?
–Me vienen a la mente tantas actitudes y gestos de Francisco que habíamos visto en Juan Pablo II. Los dos son pastores con los brazos abiertos. Veo elementos símiles que acercan a estas dos personas, como la profundidad y la capacidad para escuchar a las personas. También me parece significativo el llamamiento de Francisco a la misericordia. Juan Pablo II vivió muchísimo esta cuestión. Otro punto de encuentro es la fuerte devoción mariana. Comparten la proveniencia del campo pastoral, el estar radicados en la vida concreta de la diócesis, el encuentro con las personas y esa humanidad que produce sus efectos en los gestos, las palabras y el interés por los problemas de la gente.
–¿Sabe si Francisco se ha interesado por cómo va el proceso de canonización de Juan Pablo II?
–Yo soy la última rueda del carro. Supongo que las personas que le han visto, en modo particular en el encuentro con los cardenales que tuvo lugar tras el cónclave, algunos pudieron referirse a esta situación. Pienso en el que fue su secretario personal, el cardenal Stanislaw Dziwisz, o en el prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el cardenal Angelo Amato. Es una suposición mía, no tengo ningún dato cierto al respecto.
¿Ha cambiado la percepción de Juan Pablo II desde su beatificación?
–Ha adquirido una nueva perspectiva, que viene de la cercanía con la reliquia del beato. Como sabe, tras la beatificación la primera exposición de la reliquia fue en la Jornada Mundial de la Juventud de MadrId. Luego empezó una vuelta itinerante por el mundo que continúa todavía. Actualmente está en Estados Unidos. Cuando participo a estos eventos o me llega información de lo que sucede cuando la reliquia está presente en una comunidad, se ve que la gente percibe fuertemente la presencia del beato. Juan Pablo II se ha quedado en el corazón de la gente. Esta presencia de la reliquia es una llamada muy fuerte a los valores que Juan Pablo II ha profesado siempre, y que indicó como objetivos de la vida cristiana. En estas ocasiones las personas recuerdan las palabras de apertura del pontificado de Juan Pablo II: «No tengáis miedo». Esas palabras dan fuerza y valentía en muchas situaciones difíciles para tantas personas en el mundo.
–Juan Pablo II pensó en renunciar al pontificado. ¿Por qué al final no lo hizo?
–Juan Pablo II pensó en esta posibilidad, como también hizo Pablo VI. Una persona responsable que vive el sentido del cargo que desempeña debe tener en cuenta esa posibilidad, poniéndose en las manos del Señor. Juan Pablo II vivió este aspecto dejando la iniciativa en las manos de Jesucristo. Él estaba dispuesto a obedecer al plan que Cristo le mandase. Benedicto XVI ha vivido esta opción a la renuncia como una muestra de su profundo amor a la Iglesia, el mismo que movió a Juan Pablo II. La raíz en las decisiones de ambos es la misma. Luego el modo de actuar viene influenciado por la experiencia personal y por el contexto concreto en el que suceden las cosas. La raíz en ambos casos es la profunda fe y el amor por Cristo y por la Iglesia.
–¿Cómo celebrará hoy el aniversario?
–Será una ocasión para rezar una vez más a Juan Pablo II, darle gracias a Dios por el don de su pontificado y por los dones que a través de su pontificado ha hecho a la Iglesia y a mí personalmente.
La Razón

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