Wednesday, July 24, 2013

El Papa Francisco en Aparecida. Resumen en videos. Homilía completa y el audio final cuando comunica que volverá en 2017



El Papa Francisco llega al Santuario de Nuestra Señora de Aparecida en Brasil



24 de julio, 2013. (Romereports.com)(-SOLO VIDEO-) Después de un breve vuelo en helicóptero militar, el Papa Francisco llegó al Santuario de Nuestra Señora de Aparecida para presidir su primera Misa pública en la Jornada Mundial de la Juventud.

El Papa se dirigió al Santuario en el papamóvil, deteniéndose en el camino para bendecir a algunos niños. A la multitud congregada no pareció importarle la lluvia y recibió al Papa Francisco cantando.

En la entrada del santuario, el Papa fue recibido por el rector de la basílica y por un grupo de sacerdotes locales.


El Papa Francisco reza ante Nuestra Señora de Aparecida


24 de julio, 2013 (Romereports.com)(-SOLO VIDEO-) Al llegar al Santuario de Nuestra Señora de Aparecida el Papa Francisco rezó ante la imagen de la Virgen, patrona de Brasil.

Hablando en portugués, el Papa pronunció la misma oración que los peregrinos recitan tradicionalmente cuando visitan el santuario. Después, honró a la Virgen con un ramo de flores.
Mientras la gente aplaudía, el Papa se acercó a la imagen y la bendijo, momentos antes de celebrar su primera Misa pública de la JMJ.


El Papa en Aparecida: el cristiano mantiene la esperanza en Dios, confía en Él y es alegre

24 de julio, 2013 (Romereports.com) (-SOLO VIDEO-) El Papa Francisco celebró su primera Misa de la Jornada Mundial de la Juventud en el santuario mariano de Nuestra Señora de Aparecida.

Durante su homilía exhortó a los cristianos a vivir positivamente, esperando y confiando en Dios, y siempre, con alegría.El Papa Francisco también dijo que todos los jóvenes deben “llamar a la puerta de la casa de María” para pedirle que les guíe.


HOMILÍA DEL PAPA


Venerados hermanos en el episcopado y en el sacerdocio. Queridos hermanos y hermanas:

¡Qué alegría venir a la casa de la Madre de todo brasileño, el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida! Al día siguiente de mi elección como Obispo de Roma fui a la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, con el fin de encomendar a la Virgen mi ministerio como Sucesor de Pedro. Hoy he querido venir aquí para pedir a María, nuestra Madre, el éxito de la Jornada Mundial de la Juventud, y poner a sus pies la vida del pueblo latinoamericano.

Quisiera ante todo decirles una cosa. En este santuario, donde hace seis años se celebró la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe, ha ocurrido algo muy hermoso, que he podido constatar personalmente: ver cómo los obispos —que trabajaban sobre el tema del encuentro con Cristo, el discipulado y la misión— se sentían alentados, acompañados y en cierto sentido inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen: aquella Conferencia ha sido un gran momento de Iglesia. Y, en efecto, puede decirse que el Documento de Aparecida nació precisamente de esta urdimbre entre el trabajo de los Pastores y la fe sencilla de los peregrinos, bajo la protección materna de María. La Iglesia, cuando busca a Cristo, llama siempre a la casa de la Madre y le pide: «Muéstranos a Jesús». De ella se aprende el verdadero discipulado. He aquí por qué la Iglesia va en misión siguiendo siempre la estela de María.

Hoy, en vista de la Jornada Mundial de la Juventud que me ha traído a Brasil, también yo vengo a llamar a la puerta de la casa de María —que amó a Jesús y lo educó— para que nos ayude a todos nosotros, Pastores del Pueblo de Dios, padres y educadores, a transmitir a nuestros jóvenes los valores que los hagan artífices de una nación y de un mundo más justo, solidario y fraterno. Para ello, quisiera señalar tres sencillas actitudes: mantener la esperanza, dejarse sorprender por Dios y vivir con alegría.

1. Mantener la esperanza. La Segunda Lectura de la Misa presenta una escena dramática: una mujer —figura de María y de la Iglesia— es perseguida por un dragón —el diablo— que quiere devorar a su hijo. Pero la escena no es de muerte sino de vida, porque Dios interviene y pone a salvo al niño (cf. Ap 12,13a-16.15-16a). Cuántas dificultades hay en la vida de cada uno, en nuestra gente, nuestras comunidades. Pero, por más grandes que parezcan, Dios nunca deja que nos hundamos. Ante el desaliento que podría haber en la vida, en quien trabaja en la evangelización o en aquellos que se esfuerzan por vivir la fe como padres y madres de familia, quisiera decirles con fuerza: Tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a su lado, en ningún momento los abandona. Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El «dragón», el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza. Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros. Queridos hermanos y hermanas, seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad. Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la Iglesia y para la sociedad. Ellos no sólo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que se les propongan esos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo. Casi los podemos leer en este santuario, que es parte de la memoria de Brasil: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana.

2. La segunda actitud: dejarse sorprender por Dios. Quien es hombre, mujer de esperanza —la gran esperanza que nos da la fe— sabe que Dios actúa y nos sorprende también en medio de las dificultades. Y la historia de este santuario es un ejemplo: tres pescadores, tras una jornada baldía, sin lograr pesca en las aguas del Río Parnaíba, encuentran algo inesperado: una imagen de Nuestra Señora de la Concepción. ¿Quién podría haber imaginado que el lugar de una pesca infructuosa se convertiría en el lugar donde todos los brasileños pueden sentirse hijos de la misma Madre? Dios nunca deja de sorprender, como con el vino nuevo del Evangelio que acabamos de escuchar. Dios guarda lo mejor para nosotros. Pero pide que nos dejemos sorprender por su amor, que acojamos sus sorpresas. Confiemos en Dios. Alejados de él, el vino de la alegría, el vino de la esperanza, se agota. Si nos acercamos a él, si permanecemos con él, lo que parece agua fría, lo que es dificultad, lo que es pecado, se transforma en vino nuevo de amistad con él.

3. La tercera actitud: vivir con alegría. Queridos amigos, si caminamos en la esperanza, dejándonos sorprender por el vino nuevo que nos ofrece Jesús, ya hay alegría en nuestro corazón y no podemos dejar de ser testigos de esta alegría. El cristiano es alegre, nunca triste. Dios nos acompaña. Tenemos una Madre que intercede siempre por la vida de sus hijos, por nosotros, como la reina Esther en la Primera Lectura (cf. Est 5,3). Jesús nos ha mostrado que el rostro de Dios es el de un Padre que nos ama. El pecado y la muerte han sido vencidos. El cristiano no puede ser pesimista. No tiene el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo. Si estamos verdaderamente enamorados de Cristo y sentimos cuánto nos ama, nuestro corazón se «inflamará» de tanta alegría que contagiará a cuantos viven a nuestro alrededor. Como decía Benedicto XVI: «El discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro» (Discurso Inaugural de la V Conferencia general del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, Aparecida, 13 de mayo 2007: Insegnamenti III/1 [2007], p. 861).
Queridos amigos, hemos venido a llamar a la puerta de la casa de María. Ella nos ha abierto, nos ha hecho entrar y nos muestra a su Hijo. Ahora ella nos pide: «Hagan todo lo que él les diga» (Jn 2,5). Sí, Madre nuestra, nos comprometemos a hacer lo que Jesús nos diga. Y lo haremos con esperanza, confiados en las sorpresas de Dios y llenos de alegría. Que así sea.

[01082-04.01] [Texto original: Portugués]


El Papa se emociona al finalizar la Misa en Aparecida


24 de julio, 2013 (Romereports.com) (-SOLO VIDEO-) Al término de suprimera Misa pública durante la JMJ, el Papa se emocionó al sostener la imagen de Nuestra Señora de Aparecida, patrona de Brasil.

Mientras dejaba el altar atrás, portando la estatua, al Papa se le veía conmovido. Con los ojos llorosos y ante la mirada de miles de peregrinos, Francisco no disimuló su emoción.


El Papa a los jóvenes: dejad a los falsos ídolos. Sólo Dios ofrece la verdadera esperanza


24 de julio, 2013 (Romereports.com) Después de una cálida bienvenida, el Papa Francisco celebró su primera Misa pública de la JMJ en el Santuario de Nuestra Señora de Aparecida. Muy al comienzo de la Misa, el Papa pidió de nuevo a la Virgen por la Jornada Mundial de la Juventud y protección de latinoamérica.

PAPA FRANCISCO

“La Iglesia, cuando busca a Cristo, llama siempre a la casa de la Madre y le pide: «Muéstranos a Jesús». De ella se aprende el verdadero discipulado. He aquí por qué la Iglesia va en misión siguiendo siempre la estela de María”. 

Durante la homilía, el Papa le recordó a padres y educadores que tienen la responsabilidad de educar en la fe a las próximas generaciones. Al dirigirse a los jóvenes, el Papa dijo que no pueden sustituir a Dios por otros ídolos falsos.

PAPA FRANCISCO

“Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros. Queridos hermanos y hermanas, seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad”.

El Papa explicó cuáles deberían ser las tres cualidades presentes en un estilo de vida positivo: la esperanza, la confianza en Dios y la alegría.


PAPA FRANCISCO
“El cristiano no puede ser pesimista. No tiene el aspecto de quien parece estar de luto perpetuo. Si estamos verdaderamente enamorados de Cristo y sentimos cuánto nos ama, nuestro corazón se «inflamará» de tanta alegría que contagiará a cuantos viven a nuestro alrededor. Como decía Benedicto XVI: «El discípulo sabe que sin Cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay amor, no hay futuro»”.

Al finalizar la Misa, el Papa recordó a los presentes que valores como la espiritualidad, la generosidad, la perseverancia, la fraternidad y la alegría están enmarcadas en la fe cristiana.



El Papa Francisco ha querido detenerse ante los fieles -casi 300.000- que esperaban en la explanada del Santuario de Aparecida. Pidió un micrófono, y sin soltar la imagen de la Virgen que le habían regalado, e improvisando en castellano, anunció que regresará al santuario en 2017.

Escuchar el audio aquí

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