Wednesday, October 30, 2013

México: obispos y sacerdotes en la mira



La inseguridad generalizada en el país centroamericano preocupa a los miembros del episcopado, que lanza un llamado a las autoridades

Andrés Beltramo Álvarez Ciudad del Vaticano
La violencia y el crimen organizado no respetan a nadie en México. Se abaten incluso sobre los hombres de la Iglesia, obispos y sacerdotes por igual. Tanto que la Conferencia del Episcopado debió intervenir para sumarse al reclamo de uno de sus miembros quien en una carta denunció las plagas que asolan su diócesis: levantones, secuestros y asesinatos. Flagelos que han obligado a cerrar un seminario.
 
Firmado por su presidente, el cardenal de Guadalajara José Francisco Robles Ortega, un comunicado de los obispos -emitido hace unos días- apoyó la denuncia del pastor de Apatzingán, Miguel Patiño Velázquez. Según el clérigo, en el Estado de Michoacán (occidente mexicano), la acción de las bandas criminales se ha recrudecido obligando a familias enteras a emigrar por el miedo y la inseguridad.
 
Patiño apuntó el dedo contra varios grupos criminales dedicados principalmente al narcotráfico (La Familia, Los Zetas, Nueva Generación y Los Templarios), los cuales se disputan la zona y amenazan a la población, pero también cargó contra las autoridades las cuales, dijo, no han descubierto ni una de las casas de seguridad utilizadas por los malviventes.
 
Su clamor no es injustificado. El grado de descomposición social que padece Michoacán parece inaudito. Su territorio es teatro de una encarnizada lucha entre cárteles y grupos de autodefensa, civiles armados que se ocupan de su propia seguridad. En seis municipios las autodefensas han llegado incluso a expulsar al crimen organizado.
 
La situación ha llegado a tal extremo que el texto de la Conferencia del Episcopado lamentó que incluso la atención pastoral a los fieles se esté viendo afectada por las amenazas, como lo denunció públicamente Javier Navarro Rodríguez, obispo de Zamora.
 
"Solicitamos a las autoridades federales, estatales y municipales una acción pronta y eficaz ante la injusticia de los levantones, secuestros, asesinatos y cobro de cuotas que afectan al bien de tantas personas y comunidades, y les pedimos estrategias para favorecer la calidad de vida de los ciudadanos y su desarrollo integral", pidió la nota de la CEM.
 
 "Asimismo, invitamos a todos los hombres y mujeres de buena voluntad a sumar esfuerzos para enfrentar positiva, creativa y solidariamente toda forma de violencia, a fin de edificar una sociedad justa, pacífica y próspera", agregó.
 
La ingobernabilidad en vastas zonas es palpable. "Aquí mandan los narcos", confesó preocupado el ex alcalde de uno de los municipios michoacanos (La Piedad), Ricardo Guzmán Romero, a un sacerdote amigo suyo a inicios de 2011. Era un buen cristiano, ex militante de la Acción Católica. El 2 de noviembre de aquel mismo año fue asesinado por sicarios a plena luz del día.
 
La degradación ha llegado a amenazar la supervivencia misma de la Iglesia católica. En agosto pasado el mismo obispo Patiño Velásquez anunció el cierre del Seminario San José y Santa María de Apatzingán por causa de la inseguridad.
 
“Los alumnos que vienen al seminario pertenecen a los ranchos y poblados que actualmente están copados por el crimen organizado. Esto ha provocado una disminución de vocaciones, lo que nos ha obligado a cerrar”, dijo entonces al semanario Desde la Fe de la Arquidiócesis de México.
 
Ante la escacez de vocaciones, los pocos seminaristas fueron trasladados al Seminario de la vecina diócesis de Zamora.
 
Ahora, tras las denuncias de Patiño, se teme por su seguridad. Por eso el mismo Desde la Fe publicó: "Tampoco se puede dejar de advertir sobre los riesgos que enfrenta el obispo mexicano tras estas denuncias, y solicitar a las autoridades implementar medidas de seguridad para salvaguardar su integridad".

Vatican Insider

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