Monday, February 10, 2014

Meditando con los santos y beatos del día: Santa Escolástica


Hoy, 10 de febrero, la iglesia recuerda el traslado de los restos de SANTA ESCOLÁSTICA, quien muriera santamente en el año 542 en Montecassino, Frossinone, Italia. Oriunda de Norcia, hacia el año 480, fue hermana de San Benito, fundador de los Benedictinos. Es considerada la primera monja benedictina y figura en el martirologio romano. La iglesia la ha inscrito en el catálogo de los santos. Sus restos reposan, junto con los de su hermano, en el altar mayor de la abadía de Montecassino. Es patrona de las benedictinas y se la invoca contra los rayos y para pedir lluvia. Unidos, pues, a la familia benedictina, esparza aún en tantas partes del mundo, brindemos nuestro ferviente homenaje a Santa Escolástica.
  
Meditación
QUERIDA SANTA ESCOLSÁTICA: A pesar de los muchos años que nos separan de ti permítenos pasar un momento contigo. Siendo aún muy joven entras en el monasterio de Roccabotte cerca de Subiaco, y un año después vas al monasterio, no lejano, de Montecassino. Allí, en ese lugar apartado, te entregas a la búsqueda de Dios por medio de la oración. Una vez al año tenías una alegría muy particular: te encontrabas con tu hermano Benito, con quien sostenías hermosos y consoladores coloquios, hablando de las maravillas de Dios y de su presencia en sus corazones. Eran sublimes momentos de encuentro profundo, de mística, de oración, de amor. San Gregorio Magno nos ha narrado el último de estos encuentros con tu hermano Benito. Habían estado juntos en un largo coloquio durante el día, y al llegar la tarde, le suplicaste que se quedara un poco más para continuar hablando sobre los gozos del cielo. Benito, sin embargo, no quiso aceptar. Tenía que marcharse. Tu, entonces, en tu preocupación de que ya no lo verías hasta el próximo año, acudes a la oración y suplicas a Dios llorando que te conceda este favor. Y, quien te dice!, el Señor escuchó tu oración e imprevistamente se desató un temporal tan violento, con lluvia y truenos, que Benito comprendió que Dios quería que se quedara. Permaneció tres días contigo y fue cosa providencial, porque al tercer día tú morirías. Benito vio tu alma volar al cielo en forma de paloma. Te dio sepultura en una tumba de Montecassino que había preparado para él mismo, donde más tarde también él sería enterrado. San Gregorio Magno escribió: "ni siquiera la muerte pudo separar los cuerpos de estos dos hermanos, que, en espíritu fueron siempre tan unidos en Dios".

Radio vaticano

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