Saturday, July 19, 2014

Thailandia; cuando el obispo trabaja en el campo


Aceptando la invitación de una monja, mons. Arpondrata se puso a trabajar con los campesinos para entender sus vidas y promover la doctrina social

REDACCIÓNROMA

«Trato de comprender a los agricultores y, al mismo tiempo, promover las enseñanzas de la Iglesia católica en lo social, para que también los campesinos puedan aportar a un pleno desarrollo humano, al bien común de las familias y de toda la nación». Fue lo que dijo mons. Francis Xavier Vira Arpondratana, obispo de Chian Mai, a la Catholic News Agency (Cna) sobre su experiencia directa en los campos, al lado de los que trabajan la tierra. El religioso de la diócesis septentrional de Thailandia, zona principalmente agrícola y habitada por tribus locales, quiso situarse en primera persona al lado de su “rebaño” y también subrayar la importancia de la agricultura en la región.


La economía de la diócesis, escribió la agencia misionera Asia News, se basa principalmente en la agricultura; además, en las regiones de los montes faltan los recursos básicos como el agua o la corriente eléctrica, por no hablar de los medios modernos de comunicación, las carreteras y demás infraestructuras. Hablando sobre la propia experiencia en los campos, mons. Arpondratana subrayó que en un primer momento «quería ayudar» a los campesinos, pero después «una monja me animó, al preguntarme que por qué no trabajaba con ellos».


El trabajo del obispo en los campos ha sido fuente de inspiración para muchos agricultores y catequistas de la diócesis de Chiang Mai, además de haber contribuido a desarrollar un fuerte sentimiento de solidaridad y colaboración entre los habitantes de la región y los diferentes grupos étnicos. «Conozco la situación económica de Europa –dijo–, y no podemos pedir ayuda pro allá. Debemos hacer que nuestra gente entienda –prosiguió– que se requiere ayuda recíproca a nivel local y no la ayuda del extranjero».


Mons. Arpondratana, de 58 años, fue ordenado sacerdote en la arquidiócesis Bangkok en 1981 y siempre había desempeñado su ministerio pastoral en la capital, hasta que se mudó al norte en 2009 con la consagración a obispo. «Deseo estar con la gente –explicó–, para poder entenderla mejor», y esto vale también con las seis comunidades tribales (Akha, Lahu, Mien, Karen, Hmong y Lisu) que viven en la diócesis. Estas comunidaes representaron «uno de los primeros desafíos» del episcopado.

En la actualidad hay alrededor de mil catecúmenos, que siguen el catecismo para poder ser bautizados, aunque la falta de sacerdotes que sepan hablar sus lenguas sea un problema muy fuerte. Justamente los catecúmenos representan «un puente» para superar las dificultades, las distancias y las incomprensiones que nacen por la fragilidad de la comunicación. En este contexto, tal y como sucedía en la capital, «el papel de los laicos se vuelva cada vez más indispendable». Para concluir, el religioso estableció que los viajes por la diócesis son una de las prioridades, para poder visitar al mayor número de personas posible. «Creo que todavía tenemos que alcanzar el pleno sentido de nuestra misión –concluye mons. Arpondratana–¸porque todavía no hemos llegado a ese punto en el que podremos caminar solos».


En el país, el grupo étnico más numeroso es el de los thái (75%), seguido por los chinos (14%) y otros (el 11%). La lengua oficial es el thái, mientras el inglés es considerado como un idioma de las élites. El budismo theravanda es la religión principal, practicada por el 83% de la población; después se sitúan los musulmanes (el 9%) y los cristianos (el 0,7%). Según los datos del Departamento de Auntos Religiosos (que depende del ministerio de la Cultura), la comunidad católica cuenta con alrededor de 300 mil fieles, que equivalen al 0,46% de la población.

Vatican Insider

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