Thursday, October 16, 2014

SÍNODO: ¿La “Relatio”? Un buen intento, pero incompleto. Entrevista a Pilar Escudero y Luis Jensen (Chile)


Entrevista a dos con uno de los matrimonios que participa en el Sínodo de los Obispos sobre la familia. El testimonio de los chilenos Pilar Escudero y Luis Jensen

ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZCIUDAD DEL VATICANO
Un buen intento, pero incompleto. “Desbalanceado”, fue la palabra que algunos participantes en el Sínodo de los Obispos usaron para referirse a la “Relatio post disceptationem”, la relación posterior a las disertaciones que resumió los discursos de la primera semana de la asamblea episcopal y cuya redacción abrió una animada polémica en las últimas horas. Sobre ese documento y otras cuestiones habla un matrimonio chileno que participa en el encuentro.

Se trata de los Jensen, oyentes del Sínodo. Ella, Pilar Escudero, integra la Vicaría General de la Pastoral de la Arquidiócesis de Santiago de Chile y es miembro del Pontificio Consejo para los Laicos. Él, Luis Jensen, es ginecólogo, miembro del Centro de Bioética de la Pontificia Universidad Católica de Chile y presidente de la Fundación Médico Cultural “Porta Vitae”.

¿Cómo valoran el ambiente en el Sínodo?

Luis Jensen: El intercambio en la sala ha sido muy espontáneo, natural, cada uno está diciendo lo que piensa que debe decir sin estar calculando o acomodándose políticamente. Eso se ve y lo han confirmado obispos que han participado en otros sínodos.

Pilar Escudero: Nosotros no hemos experimentado obispos o laicos cerrados en una postura, descalificadores. Todo lo contrario, con absoluto respeto se ha dicho: “Yo veo este problema desde otro punto de vista”. Sin ninguna tensión a nivel personal.

¿Creen ustedes que la relación después de las disertaciones es una fotografía fiel de lo dicho en el aula del Sínodo durante la primera semana de trabajos?

Pilar Escudero: Es muy difícil en una relación, que no quería ser tremendamente extensa, poder reflejar exactamente todo lo que se dijo en la sala. Vemos que es un muy buen intento pero incompleto, se usó el término “desbalanceado” entre los participantes. Hubo observaciones muy buenas, pero han sido en el sentido del aporte, no de destruir la declaración sino realmente con el objetivo de mejorarla y que refleje el espíritu que ha existido en la asamblea. A eso nos dedicamos en los círculos menores.

¿Existe en el Sínodo una mezcla entre el temor por un debate que puede debilitar la enseñanza de la Iglesia y un deseo de debatir temas delicados, de urgente actualidad?

Luis Jensen: La apertura es total, en algún momento se dijo que nada del hombre le es ajeno a la Iglesia. Aquí la humanidad está puesta sobre la mesa, se ha tocado desde los diferentes ángulos, pero también todo eso se ve desde la óptica de la Iglesia y su propuesta sobre el hombre. La Iglesia no está inventando ahora el amor humano, ha reflexionado sobre eso por dos mil años.

Existe una riqueza, un tesoro que aportar. La tensión está en cómo llegar con ese tesoro a quienes no lo conocen, que se dieron cabezazos y quedaron heridos por eso, a quienes –por distintas razones- no quieren saber nada de eso, porque lo ven como una norma tremenda. Esa es la apertura que se está tratando de realizar.

Ha surgido, por ejemplo, la necesidad de cambiar el lenguaje, de no presentar el mensaje empaquetado en un ladrillo y tirárselo por la cabeza a las personas. Sino que tu llegas con esto mismo de forma cercana, cálida, así las personas toman contacto con la realidad y la necesidad del otro, para ahí acompañarlo en un proceso.

¿Esta apertura a quienes sufren está reñida con proponer la doctrina de la Iglesia?

Luis Jensen: Existen dos polos, el de la misericordia que apunta a acoger a todas las personas, y el de la invitación a descubrir la verdad. La verdad va de la mano de la justica. Hasta ahora el tema de la justicia había sido puesto como una norma, un reglamento, una cosa estructurada, como dice el Papa: “Una Iglesia aduana”. El desafío es cómo transformar esa verdad en caridad, en un don, en un regalo a la persona, y que ella vea cómo llegar desde su situación lo más cerca posible a esa verdad. Algunos van a poder aspirar a la plenitud, algunos a una parte, algunos van a poder preparar a sus hijos para esa plenitud, es el proceso que está partiendo desde el Sínodo y que tiene sus tensiones. El parto duele, requiere un trabajo.

¿Reconocen entonces que existe un consenso mayoritario en el Sínodo sobre esta “vía misericordiosa”, no obstante el intento incompleto de la “Relatio”?

Pilar Escudero: Esa “vía misericordiosa” a final de cuentas es el intento serio por responder: ¿Qué haría Cristo si estuviese en nuestro tiempo? No es sólo la misericordia por la misericordia, por ser buenas personas. Es cuestionarse: ¿Qué actitud tendría el señor hoy en día, con las personas que están sufriendo, pero también con las familias que se están esforzando por ser fieles a la indisolubilidad de su matrimonio, de sacar adelante a sus hijos, de luchar por lo que creen? También ellos necesitan en nuestra Iglesia un espacio de acompañamiento. Se requiere prevenir: no vamos a dejar que todas las familias fracasen para ir a ayudarles.

Se buscaría una atención especial para todos…

Luis Jensen: Del Sínodo también ha salido la pregunta: ¿Por qué hay tantos heridos? Y se ha llegado a la conclusión que muchos de quienes partieron en su matrimonio no sabían en qué se estaban embarcando, o no tenían fe en esa opción de vida. Entonces ha surgido toda una reflexión sobre cómo formar en la fe, cómo dar densidad personal y sacramental a la vida matrimonial.

Pilar Escudero: También se ha hecho la pregunta contrario: ¿Por qué otras familias han podido ser exitosas en su matrimonio y han podido vivir la propuesta de la Iglesia? De ahí ha surgido otra reflexión interesante. ¿Qué tienen estos matrimonios que les permiten tener convicciones sólidas pero también una vida hermosa, pero no sin dificultades, penas y fracasos? A final de cuentas uno puede entrar por la vía de los problemas o por la vía de estas familias, que son reales y para nada virtuales. Las dos vertientes se complementan.

Vatican Insider

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