El respirar
A veces, cuando estoy ansiosa/o, o muy enfocada/o en algo, dejo de respirar. Puedo estar viendo una película de terror; esperando en la cola de la caja de un supermercado, o sólo detenida/o en el automóvil por el tráfico, cuando me doy cuenta que mi cuerpo está rígido, mis hombros tensos, y apenas estoy respirando…
En esos momentos, a menudo tomo aire violentamente, y termino con ataque de toses o de hipos. En otras oportunidades, relajo mis hombros y respiro calmadamente, comenzando por tres inspiraciones profundas.
“Respira tres veces a fondo”, solía decirles a mis hijos cuando parecían estar al borde de una pataleta. A menudo servía para calmarlos. Yo sabía que funcionaría, pues el respirar me ayuda a soltar las tensiones. Me recalibra.
El respirar me entrega muchas cosas: ayuda a mi cuerpo a botar las toxinas, mejora mi postura y mi modo de ser, disminuye mis dolores, y me relaja.
“Respira tres veces a fondo”, solía decirles a mis hijos cuando parecían estar al borde de una pataleta. A menudo servía para calmarlos. Yo sabía que funcionaría, pues el respirar me ayuda a soltar las tensiones. Me recalibra.
El respirar me entrega muchas cosas: ayuda a mi cuerpo a botar las toxinas, mejora mi postura y mi modo de ser, disminuye mis dolores, y me relaja.
No se olviden de respirar
Jennifer Grant
Espacio Sagrado
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