Sunday, January 03, 2016

UN TAL JESÚS por Vicente Martínez


La ciencia no deja mucho espacio ni para los milagros ni para Dios (Stephen Hawking)
3 de enero, domingo II después de Navidad
Jn 1, 1-18
La palabra se hizo carne y acampó entre nosotros
“Un tal Jesús”, alguien de quien el tiempo y el espacio ni se ocupan. Y sin embargo el profeta Ageo le anuncia 500 años antes de su venidacomo “el Deseado de todas las Naciones”. Y el propio Jesús dice en Mt. 24 que su Buena Nueva del reino se proclamará en todas las naciones, y “que todas las razas del mundo verán al Hijo del Hombre llegar en las nubes del cielo, con gloria y poder grande”.
La sociedad civil de la época lo relegó al olvido. Apenas tres autores le mencionan: Cornelio Tácito, Flavio Josefo y Plinio el Joven. Sublime ignorado de la Historia en su calidad de “ser humano”.
Los hermanos López Vigil le dedicaron una obra titulada Un tal Jesús, en cuyas 1219páginas el propio protagonista parece oscurecido.
Natanael le dijo a Felipe: ¿Acaso de Nazareth puede salir algo bueno? Una aldea perdida en un oscuro rincón de Galilea.
Su Biografía no tuvo cabida en los anaqueles de la Historia hasta que nobles y plebeyos –primero los plebeyos– descubrieron el tesoro escondido de su vida. Después las bibliotecas de los monasterios se llenaron de áureos códices medievales.
Mística de liberación escrita en los pergaminos, y encarnada en la conciencia de los monjes que los ilustraron y escribieron. Como también lo era era la de una estimada y querida amiga mía religiosa, que no hace mucho me decía: “Necesito un abrazo de hombre”. ¿O es que tendría que dejar de ser mujer por religiosa? Fue tierno y efusivo como el que Jesús -profundamente humano- sin duda daba a sus amigos. En él quedaron estrechados alma y cuerpo, trenzados en volutas de oración hasta los cielos.
Es una mística terrenal -¿puede haber otra?- sobre la que el obispo Casaldáliga pregunta y a la vez afirma:
¿Por dónde iréis hasta el cielosi por la tierra no vais?¿Para quién vais al Carmelosi subís y no bajáis?
El Padre Marcos, destacado colaborador de nuestra Página, labró un Cristo cuyo palo vertical (aspiración de Jesús hacia la altura) acaba en el horizontal (aspiración a desplegar en él su vida plenamente).Ni tan siquiera su cabeza rebasa el travesaño, mostrando así el deseo de ser y de mostrar su infinitud y finitud de hombre.
¿No dijo Juan en su Evangelio que “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros? El jesuita Ismael Bárcenas lo repite bellamente en su

PARÁBOLA DEL SILENCIO
El reino de los cielos se parece a un hombre que vendió todas sus palabras para comprar un silencio.
Cuando el silencio fue suyo entró en él, despacio,sin hacer ruido.Lo sembró, lo regó, lo cuidó...y al poco tiempo brotó una «palabra jamás oída».
Él la escuchó sin decir nada.Y la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros.

Vicente Martínez
Fe adulta

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