Friday, January 05, 2018

De cabalgatas e ideologías por Álvaro Lobo sj



Hace años eran Reinas Magas y trajes que parecían cortinas. Estos días la tendencia ha cambiado y se llevan los Drag Queen y los guiños al Orgullo Gay. Navidad tras Navidad surgen ocurrencias parecidas que buscan añadir más ingredientes si cabe a la noche más mágica del año. Desgraciadamente todo apunta a que a corto y medio plazo la cabalgata se convertirá en un debate ad infinitum y en un catálogo que muestre el pensamiento de los políticos de turno.
Es necesario educar en igualdad, en justicia y en respeto. Cuanto antes se haga mejor y conviene recordar que el espacio público es también educativo. Pero es responsabilidad de las autoridades encontrar los cauces adecuados porque no todo vale. Mezclar transexuales con Reyes Magos solo lleva a confundir términos, porque la sexualidad, la diversidad y la igualdad no se explican viendo a nadie bailar en una plataforma, ni el significado de los Reyes Magos se aprende solo con regalos. Los niños son niños, pero no son tontos y saben lo que quieren. Un deseo en una noche mágica que tiene que ver con sus sueños -aunque tristemente para muchos sean solo materiales- y con la espera que hace que la Navidad sea un tiempo especial. Las discusiones de los adultos no tienen por qué distraer o confundir a nuestros pequeños en una fiesta que busca ahondar en el misterio más profundo del ser humano.
Las tradiciones que permanecen en el tiempo son aquellas que no solo tienen una función social, sino que tienen una significado intenso arraigado en el corazón de cada pueblo. Se puede entender la tradición de esta fiesta como un fenómeno cultural o como una celebración religiosa, pero en ningún caso podemos llevar las aguas a nuestro molino y utilizar cada acto público como una oportunidad de imponer nuestra propia ideología, sea cual sea. Creo que puede ayudar volver al inicio de la tradición en la que unos adultos -sean poderosos reyes o simples pastores- se arrodillan ante un recién nacido y le ofrecen lo mejor que tienen, pero en ningún caso es el niño el que se somete a las modas de los mayores, ya sea que estén revestidas de buenas intenciones o busquen polemizar a cualquier precio. Quizás esto último es más propio de Herodes, que celoso de la expectación del nacimiento, se olvida de lo importante e intenta aprovecharse para sacar provecho y ponerse el primero en la foto.
Álvaro Lobo sj
pastoralsj

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