Saturday, January 06, 2018

Tres obispos kazajos: “La aplicación de Amoris laetitia difunde el divorcio” por Andrea Tornielli



Un documento de los prelados Peta, Lenga y Schneider, suscrito también por los italianos Negri y Viganò y por el cardenal letón Pujats, afirma que la disciplina sacramental sobre el matrimonio es “inmutable” y pertenece a la categoría de los dogmas de fe

ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO

No solo la indisolubilidad matrimonial sino también la disciplina sacramental sobre el matrimonio es “inmutable” y pertenece a los dogmas de fe. Esto es lo que sostiene un documento escrito por tres prelados de las diócesis latinas de Kazakistán, Tomash Peta, arzobispo metropolitano de la diócesis de María Santísima en Astaná; Jan Pawel Lenga, obispo emérito de Karaganda y Athanasius Schneider, obispo auxiliar de la diócesis de María Santísima en Astaná. El texto, que ha sido presentado por algunos sitios webs como una “corrección formal” a las interpretaciones de Amoris laetitia, ha sido sucesivamente suscrito por dos obispos eméritos italianos --Luigi Negri (que fue arzobispo de Ferrara) y Carlo Maria Viganò (que fue nuncio apostólico en Estados Unidos)-- a los cuales se ha unido el anciano cardenal letón Janis Pujats, ex arzobispo de Riga.  

“Nos vemos obligados por razones de conciencia a profesar --escriben los obispos kazajos- ante la actual confusión generalizada, la verdad inmutable y la igualmente disciplina sacramental sobre la indisolubilidad del matrimonio de acuerdo con la enseñanza milenaria e inalterada del Magisterio de la Iglesia”. En el documento se afirma que los textos aplicados de Amoris laetitia promulgados por distintas conferencias episcopales tras la publicación de la exhortación, están provocando una gran “confusión” en la Iglesia.  

Los firmantes sostienen que la admisión a la eucaristía en cualquier circunstancia de los fieles divorciados y vueltos a casar “significa en la práctica un modo de aprobación o de legitimación del divorcio, y en este sentido una especie de introducción del divorcio en la vida de la Iglesia”, así como “una forma de difusión” del divorcio en sí mismo.  

Los tres obispos escriben que “sin admitir ninguna excepción Nuestro Señor y Redentor Jesucristo ha solemnemente confirmado de nuevo la voluntad de Dios hacia la prohibición absoluta del divorcio” y que la admisión a la comunión en ciertos casos de los divorciados vueltos a casar “contradice de manera grave la voluntad expresada por Dios y su mandamiento”.  

La parte teológicamente más innovadora del documento de los obispos kazajos suscrito por los dos italianos y el purpurado letón es la que afirma que no solo la doctrina sobre la indisolubilidad del matrimonio sino la disciplina sacramental sobre el matrimonio “consumado” es “inmutable” y pertenece a la categoría de “dogmas” de fe. Los prelados escriben de hecho que a la disciplina sacramental sobre el matrimonio le sería “plenamente aplicable” el sentido de esta afirmación contenida en la bula “Inneffabilis Deus” del Concilio Vaticano I: “La Iglesia de Cristo, diligente custodia y defensora de los dogmas a ella confiados, jamás cambia en ellos nada, ni disminuye, ni añade”.  

Según las enseñanzas tradicionales, la disciplina de los sacramentos no está considerada dogma inmutable sino que es un poder legislativo confiado a la Iglesia para que ésta, en el curso e la historia y en el cambio de las circunstancias, pueda administrar los sacramentos del modo más conveniente y más ventajoso a las almas.  

Como se recordará, en la nota 351 del capítulo VIII de la exhortación Amoris laetitia el Papa Francisco escribe que para los divorciados vueltos a casar “en ciertos casos” podría haber “también la ayuda de los sacramentos” tras un período de discernimiento. Un paso más respecto a aquellos importantes llevados a cabo por Juan Pablo II, quien en la exhortación Familiaris consortio invitaba a distinguir las responsabilidades llegando a admitir a los sacramentos a los divorciados en segundas nupcias que se empeñaban en vivir absteniéndose de las relaciones sexuales. Amoris laetitia no especifica en cuales y cuantos casos se puede llegar a conceder los sacramentos. El Papa ha elogiado y ha querido inscribir en el Acta Apostolicae Sedis las normas pastorales aplicativas predispuestas por los obispos de la región de Buenos Aires, los cuales han escrito (n.5: “Cuando las circunstancias concretas de una pareja lo hagan factible, especialmente cuando ambos sean cristianos con un camino de fe, se puede proponer el empeño de vivir en continencia. Amoris laetitia no ignora las dificultades de esta opción (cf. nota 329) y deja abierta la posibilidad de acceder al sacramento de la Reconciliación cuando se falle en ese propósito”.  

En el párrafo sucesivo, los obispo argentinos escriben que: “En otras circunstancias más complejas, y cuando no se pudo obtener una declaración de nulidad, la opción mencionada puede no ser de hecho factible. No obstante, igualmente es posible un camino de discernimiento. Si se llega a reconocer que, en un caso concreto, hay limitaciones que atenúan la responsabilidad y la culpabilidad, particularmente cuando una persona considere que caería en una ulterior falta dañando a los hijos de la nueva unión, Amoris laetitia abre la posibilidad del acceso a los sacramentos de la Reconciliación y la Eucaristía. Estos a su vez disponen a la persona a seguir madurando y creciendo con la fuerza de la gracia”.  

En una entrevista con Vatican Insider en los últimos días del 2017, el cardenal Gerhard Ludwig Müller ha hablado del caso en el que “el penitente esté convencido, en conciencia y con buenas razones, de la invalidez del primer matrimonio incluso sin poder ofrecer la prueba canónica. En este caso, el matrimonio válido frente a Dios sería el segundo y el pastor podría conceder el sacramento”. El prelado alemán también dijo que: “Hay situaciones dramáticas en las que es difícil encontrar una salida. Aquí el buen pastor distingue cuidadosamente las condiciones objetivas de las subjetivas y da un consejo espiritual. Pero él no puede erguirse como Señor sobre la conciencia de los demás. Aquí debemos conectar la palabra de salvación de Dios, que en la doctrina de la Iglesia solo se trasmite, con la situación concreta, en la que se encuentra el hombre en su peregrinaje”. 

Vatican Insider 

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